"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


viernes, 7 de julio de 2017

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 5 DE JULIO DE 2017

Del Santo Evangelio según San Mateo 8,28-34.
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Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino.
Y comenzaron a gritar: "¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?"
A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo.
Los demonios suplicaron a Jesús: "Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara".
El les dijo: "Vayan". Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron.
Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados.
Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.
 
 
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la palabra “cementerio” y la cruz

“La liberación de los cautivos”
      En este día, Jesucristo ha penetrado como vencedor en los abismos del infierno. En este día, Jesús “rompió las puertas de bronce, e hizo trizas los cerrojos de hierro”, como lo dice Isaías (45,2). Prestad atención a estas dos expresiones. No dice que ha “abierto” las puertas de bronce ni que las ha quitado, sino que las “rompió”, para dar a entender que ya no habrá prisión, para decir que Jesús ha aniquilado el lugar de los cautivos. Una prisión donde ya no hay puertas ni cerrojos no puede retener a los prisioneros. Las puertas que Cristo ha roto ¿quién las podría restablecer? Los cerrojos que el ha hecho trizas ¿quién los podría restaurar?

      Cuando los príncipes de la tierra dejan en libertad a los detenidos por medio de cartas de amnistía, dejan intactas las puertas y los guardias de la prisión, para demostrar a los que son liberados que pueden volver a entrar en ella, ellos mismos u otros. Cristo no actúa así. Rompiendo las puertas de bronce, Cristo da testimonio de que ya no existe la cautividad ni la muerte.

      ¿Por qué puertas de “bronce”?... Porque la muerte es implacable, inflexible, dura como el diamante. Nunca, durante todos los siglos antes de Cristo, ninguno de sus cautivos pudo escaparse de la muerte, hasta el día en que el Soberano del cielo descendió en el abismo para arrancarle a la muerte sus víctimas.

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