"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


jueves, 10 de agosto de 2017

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 10 DE AGOSTO DE 2017

Del Santo Evangelio según San Juan 12,24-26.
 
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Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.
 
Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
De los Oficios de los ministros I,84 ; II,28 ; PL 16,84

«Si muere, da mucho fruto»
      Cuando san Lorenzo vio que llevaban al obispo Sixto al martirio, se puso a llorar. No fue el sufrimiento de su obispo lo que le hizo derramar lágrimas sino el hecho de que fuera al martirio sin él. Por eso lo interpeló con estas palabras: «¿Dónde vas, Pedro, sin tu hijo? ¿Hacia dónde te apresurar a ir sin tu diácono? ¡Tú tenías la costumbre de jamás ofrecer el sacrificio sin ministro!... Da, pues, prueba de que has escogido a un buen diácono: aquél a quien has encomendado el ministerio de la sangre del Señor, aquél con quien compartes los sacramentos ¿rechazarás comulgar con él el sacrifico de la sangre?»...

      El papa Sixto respondió a Lorenzo: «No es verdad que me olvido de ti, hijo mío, ni te abandono, sino que te dejó para que sostengas más grandes combates. Soy viejo y no puedo sostener más que una ligera lucha, pero tú eres joven y te queda mantener un triunfo mucho más grande y glorioso contra el tirano. Muy pronto vendrás, seca tus lágrimas. Dentro de tres días, tú me seguirás...»

      Tres días después Lorenzo fue arrestado. Se le pide que traiga los bienes y los tesoros de la Iglesia. Y promete obedecer. Al día siguiente lleva consigo a los pobres. Le preguntan dónde están los tesoros que debía llevarles. Les enseña los pobres diciendo: «Aquí tenéis los tesoros de la Iglesia. ¿Qué mejores tesoros tendría Cristo sino aquellos de quien dijo: 'Lo que hagáis a uno de estos pequeños, me lo hacéis a mí'?» (Mt 25,40). Lorenzo mostró estos tesoros y venció porque el perseguidor no tenía ningún deseo de quitárselos. Pero, furioso, lo hizo quemar vivo.

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