Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".
Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."
San Juan de la Cruz (1542-1591), carmelita descalzo, doctor de la Iglesia
Avisos y sentencias espirituales, 168-169, 171-172, 176 (Escritores del Siglo XVI, Tomo primero, Beato Juan de la Cruz, p. 253 - Ed. M. Rivadera, 1862)
Los ángeles, mediante sus secretas inspiraciones que hacen al alma, le dan más alto conocimiento de Dios; y así, la enamoran más de Dios hasta dejarla llagada de amor.
La luz de Dios que al ángel ilumina esclareciéndole y encendiéndole en amor, como a puro espíritu dispuesto para la tal infusión, al hombre, por ser impuro y flaco, regularmente le ilumina en obscuridad, pena y aprieto...
Cuando el hombre llega a estar espiritualizado y substituido mediante el fuego del divino amor que le purifica, entonces recibe la unión e influencia de la amorosa iluminación con suavidad a modo de los ángeles...
Acuérdate cuán vana cosa es gozarse de otra cosa que de servir a Dios, y cuán peligrosa y perniciosa, considerando cuánto daño fue para los ángeles gozarse y complacerse de su hermosura y bienes naturales, pues por eso cayeron feos en los abismos.
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