"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


miércoles, 9 de diciembre de 2015

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO: 9 DE DICIEMBRE DE 2015

Del Santo Evangelio según San Mateo 11,28-30.
 
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Jesús tomó la palabra y dijo:
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana."

Leer el comentario del Evangelio por
San Beda el Venerable (c. 673-735), monje benedictino, doctor de la Iglesia

Homilía 12, para la vigilia de Pentecostés; PL 94 196-197

“Cargad con mi yugo y...hallaréis descanso.” (Mt 11,29)
 
    El Espíritu Santo dará a los justos la paz perfecta de la vida eterna. Pero ya desde ahora les concede una paz muy grande cuando alumbra en ellos el fuego celestial del amor. El apóstol Pablo dice, en efecto: “Una esperanza que no engaña porque, al darnos el Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones.” (Rm 5,5) La auténtica, la única paz de las almas en este mundo consiste en estar colmados del amor divino y animados por la esperanza del cielo, hasta tal punto que uno considera como poca cosa los éxitos o fracasos de aquí abajo y se despoja completamente de los deseos y las codicias de este mundo. En cambio llega a alegrarse de las injurias y persecuciones sufridas por Cristo, de manera que pueda decir con Pablo: “nos sentimos orgullosos esperando participar de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que hasta de las tribulaciones nos sentimos orgullosos...” (Rm 5,2)

    Aquel que piensa encontrar su paz en los gozos del mundo y en sus riquezas, se equivoca. Las dificultades frecuentes de aquí abajo y el fin mismo de este mundo deberían convencer a este hombre que ha puesto los fundamentos de su paz en la arena. (cf Mt 7,26) Al contrario, todos aquellos que, tocados por el soplo del Espíritu Santo, han cargado sobre si el yugo suave del amor de Dios y, según su ejemplo, han aprendido a ser mansos y humildes de corazón, gozan desde ahora de una paz que es ya imagen del reposo eterno.  

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