18 de diciembre de 2013
“Negación
de la Parusía”
(Lectura de la Segunda Epístola de San Pedro 3:
1–10)
“Ésta
es ya, queridos míos, la segunda epístola que os escribo, en la cual, lo mismo
que en la anterior, despierto con mi recuerdo vuestro ánimo sincero, para que os
acordéis de las palabras anteriormente dichas por los santos profetas y del
mandamiento del Señor y Salvador, comunicado por vuestros apóstoles. Sabed ante
todo que vendrán en los últimos días burladores con burlerías, dados a vivir
conforme a sus propias concupiscencias, y diciendo: -‘¿Dónde está la promesa de
su advenimiento? Porque desde que los padres reposan, todo continúa de la misma
manera, lo mismo que desde el principio del mundo.’ Porque esto se les oculta
deliberadamente: que existieron originariamente cielos y tierra, que, salida del
agua y sujeta a la acción del agua, adquirió su consistencia por la palabra de
Dios, por lo cual el mundo de entonces pereció inundado por el Diluvio; y los
cielos y la tierra de ahora quedan en reserva por la misma palabra, guardados
para el fuego, para el día del juicio y del exterminio de los
impíos.
Esto
solo no se os esconda, amados míos, que un día es para el Señor como mil años y
mil años como un día. No anda el Señor retardado en la promesa, al modo que
algunos califican de remisión (tardío) su proceder, sino que usa de longanimidad
(paciencia extrema) con vosotros, no queriendo que algunos perezcan, sino que
todos vengan a penitencia. Pero vendrá el día del Señor como ladrón, día en que
los cielos estrepitosamente pasarán, y los elementos abrasados se disolverán, y
la tierra, con cuantas obras hay en ella, será alcanzada por el
fuego.”
Queridos
amigos:
Ayer, martes, estuvo soleado de a ratos y cayó algo de nieve, no mucha. Hoy se
espera otra tormenta de invierno. Rezo para que pronto deje de
nevar.
(A continuación encontraréis el mensaje de Nuestro Señor
y Salvador entregado al Padre Melvin. Jesús le habló con estas
palabras:)
“Creed,
Mi hermano Melvin y todos Mis hermanos, que un día regresaré a la tierra, lo que
se llama la ‘Parusía’. Cuando vuelva, resucitarán todos los muertos, desde Adán
y Eva hasta ese día. Se reunirán todos en Jerusalén y allí será el Juicio
Final. En ese momento sólo habrá dos lugares adonde podréis ir. Uno es el
cielo, donde vivo, y el otro es el infierno, el hogar de Satanás. Si Me habéis
seguido durante vuestra vida y os habéis arrepentido de todos vuestros pecados,
podéis estar seguros de que estaréis conmigo en el cielo por la eternidad.
Deseo que todos estéis conmigo, así que haced todo lo que os he dicho. No
quiero que vayáis al otro lado porque sufrí terriblemente por vuestra
salvación. Abridme vuestro corazón y si no estáis rezando ha llegado la hora de
comenzar. Id a Misa al menos todos los domingos. Os amo y estoy dispuesto a
daros todas las gracias que necesitáis.”
Padre
Melvin
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