Hijos Míos, viene el tiempo estival que tanto os gusta pero que es motivo para que me abandonéis aun más de lo abandonado que Me tenéis. Yo, Jesús, os hablo.
Ahora todo son proyectos de excursiones, playas, viajes, piscinas y demás, mientras que las iglesias se van vaciando cada vez más, quedando en ellas unas cuantas ancianitas y el sacerdote.
Yo comprendo que recibáis este tiempo con alegría y Mi Padre os lo da también con alegría, pero lo mismo que no abandonáis vuestros intereses, hijos, no abandonéis tampoco los Míos. Y procurad cumplir con el precepto dominical y con los compromisos que a lo largo del año os habéis impuesto. No os relajéis hijos, y tratad de ser fieles al plan espiritual que tenéis durante el resto del año. Confesaos asiduamente, comulgad en estado de gracia, leed un poco de Biblia, Evangelio u otra lectura espiritual, y no dejéis el rezo del Santo Rosario.
Ved que os digo paso a paso todo lo que debéis hacer y también aquello que no debéis a hacer, como dedicaros solo a la relajación, al sol y a las playas o piscinas.
Alabad a vuestro Padre Celestial por todo lo que ha dispuesto en la naturaleza para vosotros, y sed buenos hijos para con El, que hace salir el sol para justos e injustos (Mt 5,45), pero no olvidéis los deberes que le debéis y dadle el culto, honor y gloria que le corresponden. Yo, Jesús os hablo.
Hijos no Me disgusta que salgáis y entréis, lo que Me disgusta es que las cosas del mundo eclipsen a las del Cielo, Me disgusta que deis tanto al cuerpo y tan poco a Dios, recordad hijos el titulo de este blog que Yo mismo escogí: A Dios lo que es de Dios (Lc 20,25). Y vosotros que enseñáis disciplina a vuestros hijos y nietecitos, tenedla también para vosotros mismos y sed diligentes a la hora de cumplir los propósitos y compromisos espirituales que os habéis impuesto. Yo, Jesús, os hablo.
Y a vosotros Padres espirituales de las almas os digo lo mismo, no tengáis manga ancha para vuestros dirigidos, hacedles ver la necesidad de cumplir lo que a Dios se le ha ofrecido, y la diligencia de que ese cumplimiento sea absoluto. Yo, Jesús, os hablo y os enseño. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
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