María Santísima:
Amada hija de Mi Corazón Inmaculado, diles a Mis amados hijos:
CON ESPECIAL Y GRAN AMOR LES MANTENGO DENTRO DE MÍ Y A CADA UNO LE LLEVO PALPITANTE DENTRO DE MI CORAZÓN; CADA LATIDO ES POR USTEDES.
Estoy convocando al Pueblo de Mi Hijo a ser parte del despertar de la conciencia del ser humano. En este instante, la conciencia es desconocida por el hombre, ya que ha anulado su propia conciencia.
Amada hija Mía, ¿sabes cuánto sufro por los necios que no escuchan los Llamados de Mi Hijo y Mis llamados?
Luz de María:
Madre, aunque me has mostrado Tu sufrimiento y mi corazón es parte de Tu dolor, sé muy bien que no alcanzaré ese mismo sufrir… ¡Cuánto sufres, Madre! Tu sufrimiento va aún más allá…
María Santísima:
Sufro hasta lo indecible cuando miro las almas caer en los abismos del mal, sé que la sutileza de satanás y sus secuaces no es percibida por el hombre y debido a eso cae una y otra vez en el mismo error. El hombre sabe que no debe cometer el error, pero no obedece a su conciencia; la ha ido secando poco a poco para no sentir remordimientos.
El hombre de este instante se ha ido deshumanizando; en su lugar es un hombre tecnológico hasta en sus sentimientos, no se permite a sí mismo sentir y cuando percibe que está sintiendo más allá de lo que quisiera, se detiene como si apagara un artefacto electrónico.
¡Cómo me duele mirar a aquellos que caen continuamente en los mismos errores, fracasando una y otra vez! Y es que en este instante, satanás se encarga de mantener a Mis hijos con valores equivocados, muy equivocados, totalmente mundanizados y desapegados de Mi Hijo, siendo así fácil presa del enemigo del alma.
Hija Mía, Mi Corazón sufre por aquellos que teniendo Mi Palabra en sus manos, la han desechado, y más allá de desecharla, se han burlado y la han negado. ¿Sabes tú qué padecerá el hombre de este instante?
Luz de María:
Mucho, Madre, mucho, pero mejor dímelo Tú…
María Santísima:
El hombre de este instante padecerá lo indecible a causa de sus propios errores, que han salido a encontrarle en su camino para que el hombre sea purificado por todo aquello que omitió.
Mi Hijo se entregó por todos, sin excepciones; pero en este instante, al hombre le parece que la Salvación pende de aquellos que tienen algún liderazgo en el mundo y no del cumplimiento de la Voluntad Trinitaria, ni del cumplimiento de los Mandamientos, ni del cumplimiento de las Bienaventuranzas, ni del cumplimiento de los Sacramentos que Mi Hijo instituyó. Este tan sutil plan ha sido finamente hilado por satanás para bien del anticristo que no está lejos de esta generación.
Los hombres se sumen cada día más en el deleite de negar más a Mi Hijo y a esta Madre, y no buscan la reconciliación. Y es que la Vida Eterna no se compra con dinero, no se compra con títulos, ni con distinciones humanas, ni con poderes legados por los hombres. La Vida Eterna se merece obrando y actuando en la Voluntad Trinitaria, siendo uno con Mi Hijo, siendo espejos de Mi Hijo, siendo conscientes de que la Salvación es personal; pero a la vez, al ser personal, obliga a cada uno de ustedes a luchar por la Salvación de sus hermanos y sacarlos de la ignorancia en que viven.
Me duelo, sí, pero aun en medio de Mi dolor, Mi Corazón no cesa de palpitar buscándoles continuamente, porque Yo soy una Madre que no acepta negaciones y al que más me niega, a ése, más le busco para acercarlo a Mi Hijo. Busco a aquellos que como lobos vestidos de mansas ovejas, tienen como meta provocar la división de la Iglesia de Mi hijo, la división entre hermanos, y con esto: el Gran Cisma que he anunciado.
Amada Mía, ¿cómo crees tú que debe ser y que debe actuar el hombre que ama a Mi Hijo en espíritu y verdad?
Luz de María:
Pienso, Madre, que debe ser un hombre de Fe, firme, dispuesto y decidido.
María Santísima:
Así es, amada Mía: un hombre con una Fe inmovible, nacida de un encuentro personal con Mi Hijo; no de lo que le comentan qué es la Fe, sino de lo que ha logrado experimentar en sí mismo. Y es que ese encuentro, esa experiencia personal con Mi Hijo, se ha perdido. Las actividades diarias no dan cabida ni siquiera a un instante del día para lograr un encuentro personal con Mi Hijo, y aquellos que lo logran, se lo guardan para sí. ¡Egoístas!, les debo llamar.
En este instante y ante la crudeza de lo venidero, cada uno que logre ese encuentro personal con Mi Hijo, debe ser un soldado que marcha totalmente decidido a compartir con sus hermanos a ese, a ese Cristo que le espera, que ama; a ese Cristo que le ama y que no se cansa de amar.
Algunos de los Míos tienen ese encuentro personal con Mi Hijo, pero son creaturas a las que les da pena confesarlo delante de los demás para no ser mirados extrañamente; y entonces, los frutos que el Espíritu Santo derramó sobre esa creatura, se marchitan y terminan muriendo quizás en la soledad de una habitación o quizás frente a Mi Hijo en el Santísimo Sacramento del Altar, al no dar al hambriento el Pan Divino de la Palabra. Y es que deben comprender que no todos poseen la misma misión pero sí, todos están obligados como hijos de Mi Divino Hijo, a llevar el conocimiento que van adquiriendo y compartirlo con sus hermanos para despertar a esta humanidad.
Amada, amada Mía, ¿cómo miras tú a esta humanidad?
Luz de María:
Madre, la siento tan abatida por todo aquello que le aleja de Nuestro Cristo, la siento anémica espiritualmente porque ya ni sed de la Palabra Divina posee, sólo unas cuantas creaturas, y esas creaturas, en ocasiones…, ¡guardan tanto respeto humano!
María Santísima:
Amada Mía, el respeto humano se debe guardar, pero no cuando se trata de la Salvación, no cuando se trata de compartir y llevar la verdadera Palabra de Mi Hijo; no cuando se trata de ser firme espiritualmente…
Mira, hija, que el Buen Ladrón, en el último instante, reconoció en Mi Hijo a Cristo, al Hijo de Dios… y por ello ganó la Vida Eterna, y en este instante cada uno de Mis hijos puede ser ese Buen Ladrón que reconozca a Mi Hijo y se decida a vivir en Su Voluntad y con sus obras y sus actos, gane la Vida Eterna… y así la misma paga recibirá.
Mis hijos deben ser almas orantes, la oración sublima el alma y el espíritu, y está bien que ustedes oren a Mi Hijo porque cada oración es incienso que llega a Su Trono, pero luego de la oración, necesito urgentemente que salgan como guerreros espirituales a ganar almas, a tocar puertas, a caminar, a ser acción, porque mientras el enemigo se divierte y se goza al mirar como caen las almas en sus trampas, Mis hijos duermen en el letargo… y ustedes deben despertar.
Pueblo de Mi Hijo, deben tomar conciencia de todo lo que les invade en este instante, deben despertar espiritualmente, y también deben despertar en otros aspectos, como lo referente a la alimentación, tienen que ser conscientes de que les están matando día a día, el Templo del Espíritu Santo está siendo invadido por todas las enfermedades desconocidas, y esas enfermedades que sufren ahora son causa de la alimentación contaminada que ustedes ingieren. La Tierra está enferma totalmente… y ustedes se alimentan de frutos enfermos, consecuencia grave del atropello del hombre hacia la Creación que el Padre les legó, ingieren alimentos adulterados y no se preocupan de ello.
Viven en una constante contaminación del pensamiento y de la mente en sus hogares y fuera de ellos, porque Yo volteo la mirada hacia la Tierra y sólo miro cuerpos que deambulan y son manipulados todos por la tecnología que llevan en sus manos y caminan con un corazón endurecido por la violencia. Las familias ya no comparten como en el pasado, las familias ahora viven en una casa, bajo un mismo techo pero no conviven y no conversan, son extraños totalmente, y cuando no están utilizando la tecnología en sus propias manos, les dan a ver la televisión a sus niños para que se diviertan con juegos totalmente satanizados lejos del Amor de Mi Hijo y así permiten que la niñez continúe surcando y sembrando la violencia continuamente. Los padres de familia no son respetados por sus hijos, en su lugar, los padres les temen a sus hijos porque los hijos han adquirido una violencia tan extrema por medio de los video juegos que la personalidad del hijo retrae al padre de familia.
Sufro ante una humanidad carente de conciencia, que ejecuta instante a instante el pecado más grave, porque es directamente contra el mayor Don que Mi Hijo les lega: el Don de la Vida. Este pecado es el aborto.
Amada hija, ¿sabes cómo siento y escucho los gemidos de un niño cuando va a ser abortado?
Luz de María:
Mamá, me lo imagino y me aterroriza…
María Santísima:
Eso es hija, aterroriza, el aborto debe aterrorizar al hombre, pero en este instante no le aterroriza porque el hombre ha desterrado la conciencia, y al no poseer conciencia no sabe pensar, no sabe actuar, mas esto no excusa el hecho. En este instante me apena tanto el hombre sin sentimientos, el hombre sin amor que se niega a sí mismo el conocer el Don del Amor y el Don de la Vida, el mayor Don con que fue dotado el hombre. Y pequeños cuerpecitos yacen en los basureros de las calles o botados en medio de lotes baldíos, inocentes que de inmediato envío a Mis Legiones a recogerlos y traerlos a Mi Presencia para entregárselos a Mi Hijo. Mis Ángeles lloran por este acto indecible y despreciable del hombre, es el acto de cobardía más grande de la humanidad.
Y aún no comprenden que el anticristo está llevando a esta generación a cometer los pecados más horrorosos que pueden cometer los hombres. ¿Acaso todo esto no debe ser purificado antes de que todos se pierdan? Es que el hombre se siente tan superior a Mi Hijo que no acepta una Purificación…, ¡pues no es así!, hijos Míos, aquellos que no reconocen a Mi Hijo, aquellos que dan muerte a los inocentes, aquellos que abusan de los inocentes, aquellos que calumnian a Mis verdaderos instrumentos, aquellos que profieren palabras inadecuadas a Mis hijos predilectos que se adhieren verdaderamente a la Palabra de Mi Hijo, aquellos que profanan el Cuerpo de Mi Hijo, aquellos que se burlan de Su Palabra y se burlan de la Mía, entre otros más aspectos, esos… con horror y espanto se lamentarán y doblarán rodillas levantando sus manos hacia el Cielo clamando misericordia, sentirán que han despreciado la Misericordia Divina y que éste es el instante de la Justicia Divina, es el instante en que Mi Hijo viene con Su Brazo Fuerte. Pero aun así, al amarles tanto, Mi Hijo no ha deseado ejecutar la Justicia Él mismo y le ha delegado a toda la Creación, al Cosmos y al Universo que ejecuten la Justicia Divina porque todo el Cosmos, el Universo y toda la Naturaleza viven en concordancia a la Divina Voluntad. Así es que el hombre será acrisolado fuertemente, y con ello, sufrirá no sólo en su cuerpo sino en su mente, y sufrirá en su mismo espíritu, cuando se mire totalmente incapaz ante las fuerzas de lo que ha sido creación del Padre.
Amados Míos, les invito a permanecer expectantes, sin dormirse, con las lámparas encendidas y les llamo a orar fuertemente por todos los dirigentes de las Naciones que han decidido ser cada día el azote de los Pueblos y llenar sus arcas de dinero teñido de sangre de inocentes. Les llamo a orar por esos dirigentes que están decididos a ser parte del exterminio de la humanidad.
¡Les he llamado tanto a levantarse y a no permitir la energía nuclear en sus países!... y junto a la negación a Mis Súplicas, han mirado con desprecio Mis Llamados. En este instante sufrirán las consecuencias, se lamentarán pero será tarde para detener a las mentes tomadas por satanás.
Oren, hijos, oren porque los volcanes dejarán salir de sí el ardor que contienen dentro. Oren por El Salvador, oren por Ecuador, oren por Méjico.
Amados Míos, la Tierra gime continuamente y ustedes no se detienen a pensar en Ella, por eso la Tierra que les ha acunado, se estremecerá fuertemente para que ustedes le miren nuevamente.
Oren por Nueva Zelanda, será estremecida, oren por Japón, será nuevamente estremecido, oren por Estados Unidos.
Amados Míos, ¡cómo ha sido contaminada la Tierra y cómo es contaminado el hombre! Grandes padecimientos sufrirá Mi amada tierra de Argentina, sufrimientos que la Naturaleza ha vertido y continuará vertiendo continuamente sobre esta tierra, así como acontecimientos generados por el mismo hombre, que se encuentra exhausto ante el atropello de los poderosos.
Oren por Argentina.
Está pronto…, el instante llegará a su culmen y Mi Hijo enviará de lo alto Su Auxilio Divino para toda la humanidad, descenderán las Legiones Celestiales y todo hombre que existe sobre la Tierra sabrá de ellos, de Mis Enviados, porque no lo harán en silencio, serán mirados por todos los hombres para que sean conscientes de que el instante está pronto y junto a Mis Legiones, una creatura les traerá el Maná Celestial.
Amada Mía, ¡tanto debo comunicar al hombre y alertarle a la vez para que no sucumba ante las falsedades de nuevas ideologías doctrinales que les llevan a caer en el pecado! Sabes, hija, ¡cómo desearía que cada creatura humana Me escuchara!
Luz de María:
Sí, Madre, te comprendo porque eso mismo deseo.
María Santísima:
Pero llegará, hija, el tiempo del lamento, el instante del lamento y ahí sí que Me llamarán Madre y continuaré siendo Madre y amándoles, pero los ejecutores de la Justicia Divina ya se encontrarán en medio de la humanidad, y Yo, como Primer Discípula de Mi Hijo, deberé esperar a que se ejerza esa Justicia Divina, sin dejar por ello de amarles, pero es necesario.
A todos Mis hijos, los que profundizan en estos Llamados Divinos de Mi Hijo: ¡mírenme desolada!... Puedo llamar “agónicos” a estos Llamados de una Madre que lucha por rescatar al Pueblo Fiel…
A ustedes, a los que mucho se les da, mucho se les pide en este instante: evangelicen, evangelicen, evangelicen con la Verdad.
Diles a tus hermanos, amada hija, que les bendigo y que coloco Mi Manto Materno de protección sobre todos aquellos que obedientes a la Voluntad Divina, sean repetidores de la Voz de alerta hacia sus hermanos.
El instante ha dejado de ser instante…
Les bendigo, les amo, Mi Corazón palpita por cada uno de ustedes.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
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