Queridos hijos, abran sus corazones a la Paz, para que a través de la Paz que proviene del Espíritu de Dios, se reconcilien con Dios, se reconcilien con los hombres.
La desunión, la ira, la crítica, no vienen de Dios. Sin embargo, pequeños, Yo les exhorto a ser humildes, a ser pequeños y a vivir en Paz. Para que en sus corazones y desde sus corazones, brille para los demás la Luz de Dios y se conviertan en testimonios de Paz.
Les amo y les bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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