Rey del Universo
Pídeme,
y te daré las naciones por herencia, y por dominio la redondez de la tierra". |
Sin embargo, muchos coetáneos que estarían dispuestos a ofrecerle los dos primeros dones, le niegan el último porque se han olvidado de que es Rey.
Quiere ser, en definitiva, rey de nuestros corazones hasta que, no habiendo ya en nuestra alma región pagana alguna, podamos decir: "No vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20)
Él debe reinar en la familia, en la cultura y también en la política, porque difícilmente pueda existir Su Realeza Social sin un gobierno que lo reconozca como tal.
Hubo un tiempo, la Cristiandad Medioeval, en que los hombres llevaron al Señor los tres dones. Pero junto al grito de San Pablo"Es necesario que Cristo reine", hay en el Evangelio este otro: "No queremos que éste reine sobre nosotros" (Lc. 19, 14); y sobre ellos se han vertebrado dos ciudades que dan sentido teológico a la historia.
Así la revolución anticristiana que comenzó a finales de la Edad Media, primero ha negado la Iglesia, luego a Cristo como Dios, luego a Dios mismo, para llegar al estado actual de postcristiandad en que se pretende derribar el postrer obstáculo que nos separa del Anticristo, a saber: erradicar a Cristo del último lugar en que se haya arrinconado: el corazón de los buenos.
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