"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


domingo, 24 de noviembre de 2013

FIESTA JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO, 24 DE NOVIEMBRE

Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo

Rey del Universo 

(24 de Noviembre de 2013)

Pídeme, y te daré las naciones por herencia,
y por dominio la redondez de la tierra".


Cuando los Magos de Oriente adoraron al Divino Niño, lo reconocieron como Dios a quien ofrecían incienso, como hombre al que habría que ungir con mirra, y como rey al que destinaban el símbolo por excelencia de la realeza, el oro.

Sin embargo, muchos coetáneos que estarían dispuestos a ofrecerle los dos primeros dones, le niegan el último porque se han olvidado de que es Rey.
Pero Jesucristo, de quien fue figura David, lo es; un rey de cuyo reinado tenemos necesidad, como dijo San Pablo: "Es necesario que Cristo reine" (1 Cor 15,25). Un rey que debe ejercer su soberanía tanto en el ámbito privado como en el público.
Él, como Verdad Encarnada, quiere reinar sobre nuestra inteligencia ordenándola hacia Sí. Quiere reinar sobre nuestra voluntad para que marche al unísono con la suya. Quiere reinar sobre nuestros afectos hasta unirlos consigo en una relación esponsalicia.
Quiere ser, en definitiva, rey de nuestros corazones hasta que, no habiendo ya en nuestra alma región pagana alguna, podamos decir: "No vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20)


Y como sería absurdo esconder esta reyecía dentro de nosotros, debemos proyectarla para que ordene la sociedad civil.
Él debe reinar en la familia, en la cultura y también en la política, porque difícilmente pueda existir Su Realeza Social sin un gobierno que lo reconozca como tal.

Hubo un tiempo, la Cristiandad Medioeval, en que los hombres llevaron al Señor los tres dones. Pero junto al grito de San Pablo"Es necesario que Cristo reine", hay en el Evangelio este otro: "No queremos que éste reine sobre nosotros" (Lc. 19, 14); y sobre ellos se han vertebrado dos ciudades que dan sentido teológico a la historia.

Así la revolución anticristiana que comenzó a finales de la Edad Media, primero ha negado la Iglesia, luego a Cristo como Dios, luego a Dios mismo, para llegar al estado actual de postcristiandad en que se pretende derribar el postrer obstáculo que nos separa del Anticristo, a saber: erradicar a Cristo del último lugar en que se haya arrinconado: el corazón de los buenos.


Pero aunque esta campaña parezca ser tan generalizada y dramática que alcanzamos a verla dentro mismo de la Iglesia, no desfallezcamos; al contrario, invitemos al Señor a poner su trono real en nuestra alma, prometámosle combatir por su realeza sin abdicaciones y roguémosle con las palabras que Él mismo nos enseñó:
"Adveniat Regnun tuum - Venga tu Reino".

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