17 DE NOVIEMBRE DE 2013 – 2:15 P.M.
LLAMADO DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD
Muchas naciones van a sufrir por la transformación de mi creación; la tierra ha comenzado su ciclo de purificación y serán aquellas naciones donde más pecado y maldad hay, las que serán azotadas por el llanto de mi creación. Los vientos arrecian, los mares se agitan y el interior de la tierra ha comenzado su ebullición. Los continentes se moverán unos más que otros y sus habitantes ayes dejarán escuchar.
¿Ay, quién podrá resistir el paso de mi justicia?. El hombre de sincero corazón que escucha mi voz y cumple mis preceptos; ese será como la casa construida en la roca, nada lo derrumbará. Pero aquellos que son como hojas al viento; aquellos de doble ánimo, que no son ni fríos, ni calientes; esos cuya fe es endeble, van a caer como castillos de arena.
¡Despertad pueblo mío, porque se acerca la hora de mi justicia; no dilatéis más vuestra conversión, porque el tiempo ya no es tiempo!. Mi justicia está en camino y no conoce de misericordia; os digo hijos de Adán, que vuestro pecado y maldad, la ha despertado. ¡Pobres de vosotros, los que andáis apartados de mí, los que seguís dándome la espalda y no la cara, porque el paso de mi justicia no va a dejar huella de vosotros!.
¡Naciones enteras van a desaparecer, sólo el llanto, dolor y caos, se escuchará por doquier!. De nada servirá lamentarse en el tiempo de mi justicia, porque nadie os escuchará. ¡Corred, corred, venid a poner vuestras cuentas en orden con vuestro amo, porque los jinetes justicieros han comenzado a derramar sus copas y convertirán mi creación en un valle de lágrimas!. Prestad atención a mis palabras y ponedlas en práctica; acordaos, estarán dos en el campo; a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán. Estarán dos mujeres moliendo juntas; a una se las llevarán y a otra la dejarán. (Mateo 24, 40-41).
Mi despertar de conciencias se aproxima y muchos siguen dormidos, por más que los llamo no quieren despertar. La venda de pecado no los deja ver, ni escuchar mis angustiosos llamados; os digo: si no aprovecháis estas últimas campanadas de misericordia, os vais a perder eternamente; todo aquel que se presente ante mí, sin el traje apropiado, no podrá entrar en mi banquete. De nuevo os digo: El que quiera salvar su vida la perderá, mas el que la pierda por mí, la encontrará. Porque muchos son los llamados y muy pocos los elegidos.
¡Reparad, reparad, para que cuando os presentéis ante mí, seáis irreprochables; amad y perdonad a vuestros hermanos y no debáis a nadie nada, más que amor. La noche de mi justicia se está acercando, recapacitad y retomad cuanto antes el camino de la salvación, para que mañana no tengáis de qué lamentaros.
Vuestro Padre Yhavé, Señor de los Ejércitos, Señor de las Naciones.
Dad a conocer este mensaje a toda la humanidad.
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