QUE EL ESPÍRITU SANTO SEA VUESTRO GUÍA
¡Ven Espíritu Santo! Nunca como hasta ahora ha hecho falta la luz y el discernimiento del Espíritu Santo. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, acostumbraos a invocar a Mi Santo Espíritu en todos los actos piadosos que realicéis, como cuando rezáis el Rosario, o vais a Misa u os confesáis. Pedid Su luz y discernimiento no solo para vosotros, también para los sacerdotes que tratáis y que os rodean, y sobre todo, para vuestros confesores, porque quien pide la acción del Espíritu Santo no le será negada.
No os fieis de vuestros criterios, sino que ponedlos bajo la acción del Espíritu Santo, que Él sea vuestro guía en todas las acciones espirituales que emprendáis, que de este forma, también lo será en vuestra vida en cada decisión que toméis, incluso en el plano humano. Yo, Jesús, os hablo.
Yo os lo envié para que guiara a Mi iglesia hasta el fin del mundo, por tanto, es Mi deseo que os dirijáis a Él para pedirle ayuda, consejo y discernimiento, y para que Él con sus dones y frutos os dirija adecuadamente hacia la Casa del Padre Celestial.
Hijos, cuando alguien os pide un consejo y estéis prestos a dárselo, invocad antes al Espíritu Santo, porque si muchos no sabéis encauzar vuestra vida ¿cómo vais a saber encauzar la de los demás? Solo Mi Espíritu sabe guiar acertadamente a las almas.
¡Exorcistas, pastores, obispos, sacerdotes, todos! invocad y pedidme al Espíritu Santo y hacedlo asiduamente, que todos los santos que hoy pueblan la Patria Celestial, fueron guiados y enseñados por Su luz y sabiduría. Todo lo bueno que pedís al Cielo, a Mi Santa Madre, a los santos, si no es contrario a vuestra santidad y salvación, os lo concedemos, por eso, antes de pedir algo que creéis que necesitáis, invocad al Espíritu Santo para saber si lo que pedís es adecuado o no. Yo, Jesús, os hablo.
El Cielo entero, todos los santos y Ángeles, están para ayudaros en vuestro caminar hacia la Vida Eterna. Todos queremos vuestra salvación, pero vuestra colaboración es necesaria, porque todos tenéis que trabajar en ella y no esperar que os lo den todo hecho. Así que hijos, poned en práctica esta costumbre santa ¡Ven Espíritu Santo! y recibid Su luz, sabiduría y discernimiento para Mi gloria y bien de vuestras almas. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica
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