"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


martes, 20 de junio de 2017

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 18 DE JUNIO DE 2017

Del Santo Evangelio según San Juan 6,51-58.
 
SOLEMNIDAD CORPUS CHRISTI
 
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Jesús dijo a los judíos:
"Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".
Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
 
Leer el comentario del Evangelio por
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Poesía “Yo estoy con vosotros”

“El que coma de este pan vivirá eternamente”
Nos atrae con poder misterioso,
nos encierra en sí en el seno del Padre
y nos da el Espíritu Santo.

Este corazón palpita para nosotros en el pequeño tabernáculo
donde permanece misteriosamente oculto
en aquella silenciosa, blanca forma.

Este es, Señor, tu trono de Rey en la tierra,
que tú has erigido visiblemente para nosotros,
y te gusta ver acercarme a él.

Tú incas tu mirada lleno de amor en la mía,
e inclinas tu oído a mis suaves palabras
y llenas el corazón con profunda paz.

Pero tu amor no encuentra satisfacción
en este intercambio que todavía permite separación:
Tu corazón exige más y más.

Tú vienes a mí cada mañana como alimento,
tu carne y sangre son para mí bebida y comida
y  se obra algo maravilloso.

Tu cuerpo cala misteriosamente en el mío,
y tu alma se une a la mía:
ya no soy yo lo que era antes.

Tú vienes y vas, pero permanece la semilla
que tú has sembrado para la gloria futura (Mc 4,26; Jn 12,24),
escondida en el cuerpo de polvo.

Permanece un resplandor del cielo en el alma,
permanece una profunda luz en los ojos,
una suspensión en el tono de voz.

Permanece el vínculo, que une corazón con corazón,
la corriente de vida que brota del tuyo
y da vida a cada miembro (1Co 12,27).

Qué admirables son las maravillas de tu amor,
sólo nos asombramos, balbuceamos y enmudecemos,
porque el espíritu y la palabra no puede expresar.

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