Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David?
El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
Si el mismo David lo llama 'Señor', ¿Cómo puede ser hijo suyo?". La multitud escuchaba a Jesús con agrado.
San León Magno (¿-c. 461), papa y doctor de la Iglesia
1er Sermón para la Natividad del Señor
Permanece íntegro lo que es propio de cada naturaleza uniéndose en una sola persona: la humildad es acogida por la majestad, la debilidad por la fuerza, la mortalidad por la eternidad. Para pagar la deuda de nuestra condición, la naturaleza que está por encima de todo se une a la naturaleza capaz de sufrir, asociando en la unidad de un solo Señor Jesús, al verdadero Dios y verdadero hombre. De esta manera, tal como era necesario para curarnos, el solo y «único mediador entre Dios y los hombres» (1Tm 2,5) pudo morir por la acción de los hombres y resucitar por la acción de Dios...
Tal es, amados míos, el nacimiento que convenía a Cristo «poder de Dios y sabiduría de Dios» (1C 1,24). Por él, se armonizaban en él nuestra humanidad conservando a la vez la preeminencia de su divinidad: Si no fuera Dios, no nos hubiera podido remediar. Si no fuera hombre, no nos hubiera podido dar ejemplo.
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