Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,
su señor llegará el día y la hora menos pensada,
y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Mt. 24, 42-51:
Hoy es el día de Santa Mónica, una madre que sufrió y lloró mucho para que su hijo cambie. Me gustaría compartirte una anécdota: se cuenta que un día ya cansada y desesperada Mónica por la situación de rebeldía a la vida de Agustín, fue a ver al obispo, y este le dijo "no te preocupes, no es posible que se pierda el hijo de tantas lagrimas".
Ponete a pensar cuantas madres lloran la muerte espiritual de sus hijos.
Madres que hoy sufren por ver que sus hijos están muertos en vida.
En el día de Santa Mónica te invito a que le pidamos por esas madres que sufren por ver a sus hijos perdidos. ¿tu mamá lloró por vos?¿hiciste llorar a tu madre?
Las lágrimas sanan y alivian, las lágrimas cuando son sinceras te alejan de la hipocresía. Hoy muchos necesitamos llorar para que esas lágrimas ablanden nuestros rostros endurecidos por esta vida. Llorar es limpiar y purificar el corazón. Si cambiaste ¿cuantas lágrimas habrá detrás de vos?
Pensalo y rezalo..
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