Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, Me es de mucho agrado cuando Me decís alabanzas en el Santísimo Sacramento del Altar, porque es señal de que creéis en él y de que creéis en Mi presencia real en la Santa Hostia. Yo, Jesús, os hablo.
Hoy es jueves día en que instituí la Eucaristía, a veces tan profanada, tan atacada, tan ultrajada. Son millones de blasfemias que recibo diariamente contra el Santo Sacramento y por eso quien lo alabe, quien Me acompaña en él, me resarce de tanto dolor e ignominia como recibo, y a la vez, consuela a Mi Santa Madre que tanto sufre cuando en el Santo Sacramento soy profanado y ultrajado. Por eso, hijos, sed almas eucarísticas, almas de amor al Santo Sacramento, porque quien Me adora en él, Yo lo lleno de bendiciones puesto que su fe Me da gloria y consuelo. Yo, Jesús, os hablo.
Cada vez más se está extendiendo la Adoración Perpetua, pero aun hay muchos sitios donde no existe. Allá donde se Me ama en este Sacramento y se Me honra a través de él, alcanza (ese lugar) Mi benevolencia, porque quien Me da adoración que por justicia Me corresponde, Yo Soy benévolo a la hora de enviar castigos y Me freno a menudo cuando Mi justicia reclama que intervenga. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, tenéis tiempo para todo menos para Mí ¡Cuánto os cuesta darme un poco de vuestro tiempo! Yo no os pido horas interminables ante el Santísimo, pero cinco o diez minutos me refrigeraría de tanto ultraje y blasfemias como recibo. Reparad con cinco minutos de adoración por todas las blasfemias que en cinco minutos se pronuncian. Son miles, por eso, no os pido que estéis horas y horas ante Mí, eso solo lo hacen determinadas almas que han subido ya a la cumbre de la perfección y que Yo les he dado dones especiales de amor hacia Mí, para reservarlos como reparadores. Solo os pido unos minutos, pero si son asiduos, veréis como ya no podéis pasar sin ellos, sin ofrecerme esos minutos de adoración que tanto bien os harían y a la vez a Mí Me repararían.
Hijos, no pase vuestra vida sin ningún gesto de amor hacia vuestro Creador y Redentor, sed agradecidos, humildes ante Mí, abajaos ante Mi divinidad y veréis como vuestra alma va cambiando y convirtiéndose en más espiritual y vuestro deseos materialistas y animalizados, menos egoístas, porque aquel que a Mí Me da todo, como un boomerang se vuelve hacia él en su propio beneficio. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
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