Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
II,4 (El Kempis)
La simplicidad está en la intención y en la pureza del afecto.
La simplicidad busca a Dios, la pureza lo encuentra y lo gusta.
Ninguna obra buena te resultará difícil si estás interiormente libre de todo afecto desordenado.
Si tú sólo quieres lo que Dios quiere y lo que es útil a tu prójimo, entonces gozarás de libertad interior.
Si tu corazón es recto, toda criatura será como un espejo de vida y un libro lleno de santas instrucciones.
No existe criatura tan insignificante y tan deleznable que no refleje de alguna manera la bondad de Dios.
Si poseyeras suficiente inocencia y pureza, verías todo sin obstáculos. Un corazón puro penetra cielo y tierra.
Cada uno juzga de las cosas exteriores según lo que alberga en su corazón.
Si hay alegría alguna en el mundo, la posee el corazón puro.
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