Llamado de Amor y Conversión del Sagrado Corazón de Jesús
23 de junio de 2016
El Sacramento del Matrimonio
Jesús:
Pequeño, anda escribe.
Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a la que nuestro Abba le ha dado como esposa (cfr. Gn 2, 29). Pequeño, el Sacramento del Matrimonio es una unión de dos corazones que se unen para amarse y amando, ser colaboradores con la obra creadora de Mi Padre: “Creced y multiplicaos” (Gn 1, 28).
Esta unión es entre el varón y la mujer, la obra perfecta de Mi Padre, ya que el ser humano ha sido la única creatura hecha a imagen y semejanza Nuestra. El hombre es la única creatura que ha sido llamada y escogida por Mi Padre para tener una vocación a la unidad perfecta con Dios, unidad perfecta que se vivía en el Edén antes del pecado (cfr. Gn 8, 27). Esta unidad fue rota por la desgracia del pecado y los hombres prefirieron usar la voluntad humana que vivir la Voluntad Divina.
Pero Mi Padre, que es Amor y Misericordia, lento a la Ira y rico en Clemencia (cfr, Num. 14, 18), quiso que la vida del hombre se dignificara y santificara y que las generaciones fueran Pueblo Santo, Pueblo que ha sido redimido por Mí en la Santa Cruz.
El Sacramento del Matrimonio es un Sacramento de Amor para dignificar la descendencia del hombre, y que la familia sea la imagen (reflejada en el mundo) de la Santísima Trinidad. De las almas unidas en matrimonio se hace almas-sacramento, pues el Sacramento son la pareja, varón y mujer, cuya unión es consagrada al Señor y donde Yo en la persona del sacerdote entrego esa unión como mediador al Eterno Padre, y los hijos de un matrimonio son hijos nacidos en el orden y en la gracia.
Por eso debes orar por los matrimonios para que varón y mujer profundicen esta vocación, que es un llamado que nunca se acaba (durante el curso de la vida terrestre). Un llamado para amar siempre, amar para procrear, amar para servir, amar para amar.
Pequeño, en este Sacramento del matrimonio, que seguidamente se transforma en familia, se crea una unidad de amor, y esta unidad es un reflejo del Amor Trinitario. Por eso Satanás se afana buscando, por todo medio, acabar con el matrimonio y la familia. El divorcio, el adulterio, la fornicación, la infidelidad, son ataques del enemigo a la familia, proponiéndoles a los hombres una vida fácil sin amor, sin cruz.
Es egolatría total, y de esta egolatría nace el aborto, las aberraciones contra la naturaleza y toda clase de concepto (con el) que quieren nada más que invertir la imagen de la familia a una imagen de bestialismo total (la acción de la bestia en los hombres).
El Sacramento del Matrimonio es varón y mujer. El (mal llamado) matrimonio de Satanás y el anticristo es todo lo contrario.
La familia de Dios es: padre, madre e hijos. La familia del anticristo es todo lo opuesto.
El Sacramento del Matrimonio es un llamado al amor y la procreación
según el deseo del Padre. La unión ilícita del anticristo es desorden, lujuria, desobediencia y, como fruto, la muerte.
El fruto del Sacramento del Matrimonio entre varón y mujer es vida, amor y bendición.
Hijito, dile a mi pueblo que reconozca, con espíritu diligente y corazón orante, las obras del enemigo, para que vean las señales de los tiempos y no se dejen confundir.
Pequeño, ora por toda la persecución a la familia que cada día se agrava más. Pequeño, mi pueblo no quiere conocer la Verdad, conocerme a Mí.
Ora por el Santo Padre y por todos los sacerdotes; ora por los religiosos y religiosas; ora por todo Mi Pueblo Fiel, para que defienda con valentía, como lo hizo Mi Amado Padre Nutricio San José y Mi Madre María, la joya del Señor: la familia y el matrimonio.
Te amo y te bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
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