"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


sábado, 1 de abril de 2017

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 1 DE ABRIL DE 2017

Del Santo Evangelio según San Juan 7,40-53.
www.evangeliodeldia.org

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Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: "Este es verdaderamente el Profeta".
Otros decían: "Este es el Mesías". Pero otros preguntaban: "¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea?
¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?".
Y por causa de él, se produjo una división entre la gente.
Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él.
Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: "¿Por qué no lo trajeron?".
Ellos respondieron: "Nadie habló jamás como este hombre".
Los fariseos respondieron: "¿También ustedes se dejaron engañar?
¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él?
En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita".
Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo:
"¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?".
Le respondieron: "¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta".
Y cada uno regresó a su casa.

Leer el comentario del Evangelio por
San Teófilo de Antioquia (¿-c. 186), obispo
A Autólico 1, 2.7; SC 20, pag. 58ss

“Por causa de él, se produjo una división entre la gente”

    Con los ojos del cuerpo observamos lo que sucede a nuestro alrededor, en la vida y en la tierra. Percibimos las diferencias entre la luz y la oscuridad, el blanco y el negro, lo feo y lo bello. Del mismo modo sucede con lo que percibe el oído: sonidos graves, agradables. Pero, también tenemos los oídos del corazón y los ojos del alma con los que podemos percibir a Dios. En efecto, Dios se da a conocer a los que pueden ver, una vez abiertos los ojos de sus almas.

    Todos tenemos ojos físicos, pero algunos los tiene como velados y no ven la luz del sol. Si los ciegos no ven no es porque la luz del sol no brille. Depende de los ciegos y de sus ojos el hecho de no ver. Del mismo modo te ocurre a ti: los ojos de tu alma están velados por tus faltas y malas acciones. Cuando hay una falta en el hombre, éste ya no puede ver a Dios...

    Pero, si quieres, puedes quedar sano. Confíate al médico y te operará los ojos de tu alma y de tu corazón. ¿Quién es este médico? Es Dios, quien cura y vivifica por su Palabra y su Sabiduría, por las que hizo todas las cosas... Si tú entiendes esto y si tu vida es pura, piadosa y justa, puedes ver a Dios. Ante todo, que la fe y el temor de Dios entren primero en tu corazón y entonces comprenderás esto. Cuando te hayas despojado de la condición mortal y revestido de la inmortalidad (1Cor 15,53) entonces verás a Dios. Este Dios resucitará tu carne, inmortal, al mismo tiempo que tu alma. Y entonces, llegado a la inmortalidad, verás a Dios inmortal, a condición que hayas creído en él en este mundo

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