LOS ÁNGELES LA VENERAN EN UN CONTINUO CANTO DE AMOR Y ALABANZA
28 de diciembre de 2014
Ave María Purísima. Hijos Míos, saludad a María Santísima a menudo con esta jaculatoria que tanto la honra. Yo, Jesús, os hablo.
Nadie como Ella fue el templo más santo de la Santísima Trinidad en la Tierra. Allí habitábamos la tres divinas Personas tan a gusto como en el Cielo, porque Ella llevaba el cielo en su alma que estaba llena de gracia. Yo, Jesús, os hablo.
Ella, sagrario viviente del Hijo de Dios, corredentora en unión Conmigo, santa en plenitud, con todas las virtudes en grado sumo, hijos, pocos conocéis a vuestra Madre que es un ser único e irrepetible, y cuyos Ángeles, se doblegan a Ella y la veneran en un continuo canto de amor y alabanza. Pero esta Mujer excepcional, sin precedentes, que no ha habido, ni habrá otra igual, es vuestra queridísima Madre, y os ama a todos con amor maternal, y os espera con inefable amor de Madre. Yo, Jesús, os hablo.
Y lo mismo que con inefable amor de Madre esperaba Mi nacimiento en el plano natural, Ella espera el vuestro en el plano espiritual, que nazcáis a la vida de la gracia y os mantengáis en la misma, hasta el último instante de vuestra vida. Yo, Jesús, os hablo.
¡Cuánto ambicionáis de esta vida! Y que dispersados andáis buscando subir peldaños socialmente. Si tenéis un trabajo, queréis otro mejor. Si tenéis un negocio, deseáis que os de muchas ganancias. Pero poco os preocupáis de revestir a vuestra alma con el traje de la gracia, que es el que debe llevar para entrar en la eternidad. Por eso, hijos, no es malo que deseéis cosas terrenales en vuestra vida, lo malo es que las antepongáis a las celestiales, porque entonces os eclipsarán de la verdades eternas y os harán distraeros de tal suerte, que no llevéis el traje de la gracia a la hora de la muerte (Mt 22, 1-14). Yo, Jesús, os hablo.
Acudid a esa Señora Celestial que es Mi Santa Madre María. Acudid a Ella y pedidle como hijos Su ayuda y cooperación. Dadle potestad para que haga y deshaga en vuestras almas, y sed dóciles a las circunstancias que os trae la vida para santificaros y haceros crecer en la virtud. Yo, Jesús, os hablo.
Toda madre se preocupa de que sus hijos se alimenten en condiciones y estén sanos y fuertes, pues lo mismo en el plano espiritual, Ella desea que estéis sanos y fuertes en el alma para que algún día no muy lejano, gocéis con Ella la bienaventuranza eterna. Yo, Jesús, os hablo y os bendigo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.
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