a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Vemos que hay un llamado con nombre, Dios sabe quien sos y hasta donde podes, además el te da lo que te pide, hay un llamado concreto y te llama con nombre para mostrarte que sabe quien sos.
La segunda parte del saludo: "El Señor está contigo". María se identifica con el pueblo al que Dios tomó como esposa, en ella se cumple la espera de la venida definitiva de Dios, en ella establece su morada el Dios viviente. Además ponete a ver, le dice que Dios está con Ella, que Dios confía en Ella, como dicen los jóvenes "Dios le hace el aguante" cuantas veces Dios te hace el aguante, te muestra que esta con vos y necesita sólo que le digas que sí, hoy Dios también te dice a vos que está con vos, no te lo olvides. Hoy domingo en algún momento repetí: "DIOS ESTÁ CONMIGO".
Quisiera presentarte otro punto, en este camino también hay momento de oscuridad, María tendrá su momento de dolor en la cruz con su hijo. No es distinto incluso para el camino de fe de cada uno de nosotros: encontramos momentos de luz, pero hallamos también momentos en los que Dios parece ausente, su silencio pesa en nuestro corazón y su voluntad no corresponde a la nuestra, a aquello que nosotros quisiéramos.
Hay una actitud de fondo que María asume ante lo que sucede en su vida y que te puede ayudar a vos. En la Anunciación ella queda turbada al escuchar las palabras del ángel –es el temor que el hombre experimenta cuando lo toca la cercanía de Dios–, pero no es la actitud de quien tiene miedo ante lo que Dios puede pedir. María reflexiona, se interroga sobre el significado de ese saludo. La palabra griega usada en el Evangelio para definir "reflexionar", "dielogizeto", remite a la raíz de la palabra "diálogo". Esto significa que María entra en íntimo diálogo con la Palabra de Dios que se le ha anunciado; no la considera superficialmente, sino que se detiene, la deja penetrar en su mente y en su corazón para comprender lo que el Señor quiere de ella, María no se detiene en una primera comprensión superficial de lo que acontece en su vida, sino que sabe mirar en profundidad, se deja interpelar por los acontecimientos, los elabora, los discierne, y adquiere aquella comprensión que sólo la fe puede garantizar.
En María mira esa actitud de escucha y de confianza en Dios, buen domingo!
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