Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Encontramos en el.evangelio de hoy la figura de la profetiza Ana.
Lo primero que podemos ver es que era una mujer orante, dedicada al templo, esto es lo que la lleva a reconocer a Jesús y el poder comprender su esperanza, lo reconoce porque quien mantiene una oracion puede ver a Jesús en lo pequeño del dia, en lo cotidiano, cómo está tu tiempo de oración, lo estas reconociendo a Jesús en lo pequeño del día?
Por otra parte vemos a esta mujer que era viuda y entrada en años, pues implicaba que tenía un cierto rechazo por parte de la sociedad, casi excluida, porque las viudas ocupaban un puesto inferior, son estos excluidos a los ojos del mundo a quienes Dios les muestra su misterio y ellos lo reconocen, cuantas veces vos y yo excluimos a personas, la rotulamos...pero el Señor sorprende y muestra que de quien menos te imaginas Dios se vale para manifestarle su amor, para Dios no hay personas de primera ni de segunda. Para ir al cielo no hay distincion de vuelo económico al de sky airlines (vuelo de primera) todos por la misericordia de Dios podemos llevar al cielo por el vuelo de la oración y humildad como lo vivió esta viuda.
Por último, era servidora del templo, estaba metida en las cosas de Dios bajo la oracion, porque al templo se lo sirve desde la oracion en el que la cosecha de ello es la acción, por eso antes de empezar un campamento, una mision o cualquier obra de evangelización empeza por las rodillas mas que por la agenda pues Dios te muestra que el servicio te da la gracia de encontrarte y alabar a Jesús.
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