«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos.
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo".
Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia".
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»
Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos.
Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.
1) La envidia: es aquello a lo cual te lleva a matar a tu hermano pero además lleva a que te sientas propietario de tu vida, cuando en el fondo sos un simple administrador de tu vida y se te pedirá cuenta. El envidioso tiende a ser posesivo ya que lo que no tiene en sí lo busca en el otro, cueste lo que cueste.
2) La avaricia: es lo segundo a lo que puede llevarte el asesinato, cuando uno busca tener cosas a cualquier costa muere un inocente. La avaricia no pasa por tener tan solo más dinero sino pasa por saciar las carencia en objetos o en cosas. Por buscar algo destruís alguien.
Estas dos cosas pueden girar muy fuerte en tu corazón y te pueden convertir en corrupto cuando esto no lo hablas en la dirección espiritual o en el confesionario. Hablado estas cosas que giran en tu corazón puede llegar a salvar a muchos de los que te rodean antes de que lo mates con tu indiferencia.
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