En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?".
Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
"Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
"¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".
Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis 5 sobre la fe y el símbolo (12-13)
«Creo ¡Ven en ayuda de mi poca fe!».
La fe te viene de entender el texto, guárdala en tu memoria. Recíbela también, y cuando llegue el momento, comprenderás, cada uno de sus artículos, el testimonio de las divinas Escrituras. Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe no lo han compuesto los hombres según su capricho; sino que los puntos más importantes, han sido entresacados del conjunto de las santas Escrituras y resume toda la doctrina de la fe. Y a la manera de la semilla de mostaza, que, a pesar de ser un grano tan pequeño, contiene ya en sí la magnitud de sus diversas ramas, del mismo modo el símbolo de la fe, en pocas palabras, todo lo que nos da a conocer el antiguo y el nuevo Testamento.
Poned todo el cuidado, mis hermanos, y conservad la tradición que ahora habéis recibido y «grabadla en el interior de vuestro corazón»(Jr 17,1)... Como dice el Apóstol, «yo os recomiendo, delante de Dios que da la vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión, que guardéis sin mancha la fe que habéis recibido, hasta el día de la manifestación de Cristo Jesús»(1Tm 6, 13-14).
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