"Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí.
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno
-yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".
- Por nuestra unidad: es algo a lo que debemos seguir insistiendo, ser más Unidos entre nosotros, sabernos compañeros de caminos, corregir y consolar.
- Por nuestra santidad: que se la logra en la lucha diaria, en aquello de cuidar nuestra identidad y sabernos necesitados solo de Dios. La identidad es la que nos lleva a la santidad, es a través de esa conexión con Él.
- Por nuestro apostolado: esa sed de buscar almas para Dios y entregarle a Dios almas. No dejes de buscar a Dios en tu hermano que con tu hermano encontras a Dios.
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