Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul
Discursos ascéticos, primera serie, 19
Cuando te presentas ante Dios para la oración, hazte pequeño como una hormiga... como un niño que balbucea. ¡No digas nada ante él con la presunción de saberlo, sino acércate a Dios con un corazón de niño. Ve delante de él para recibir los favores con los que los padres colman a sus hijos más pequeños. Alguien ha dicho: “El Señor guarda a los pequeñuelos”. El que es como un niño puede acercarse a una serpiente y ésta no le hace daño... En su inocencia, el cuerpo de aquel que es como un niño pequeño, está revestido de una protección invisible por esta providencia oculta que guarda a los miembros frágiles para que nada les pueda dañar.
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