"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


jueves, 16 de febrero de 2017

BUENOS DIAS JESUS SACRAMENTADO .... DIVINA VOLUNTAD!

Los buenos días a Jesús Sacramentado.

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¡Oh Jesús mío! dulce prisionero de amor, heme aquí contigo de nuevo; te dejé con decirte “adiós”, y ahora vuelvo a Ti diciéndote “buenos días.” Me consumía el ansia de volverte a ver en esta prisión de amor para darte mis amorosos saludos, mis latidos afectuosos, mis respiros encendidos, mis deseos ardientes, y toda yo misma para transfundirme toda en Ti y dejarme toda en Ti en perpetuo recuerdo y prenda de mi amor constante hacia Ti.
¡Oh, mi siempre adorable amor Sacramentado! ¿Sabes? Mientras he venido para entregarme toda yo misma a Ti, he venido también para recibir de Ti todo Tú mismo, yo no puedo estar sin una vida para vivir, y por eso quiero la tuya, pues a quien todo da todo se le da, ¿no es cierto, oh Jesús?

Así pues, hoy amaré con tu latido de amante apasionado, respiraré con tu respiro afanoso en busca de almas, desearé con tus deseos inconmensurables tu gloria y el bien de las almas; en tu latido divino correrán todos los latidos de las criaturas, las tomaremos todas, las salvaremos, no dejaremos que escape ninguna, aun a costa de cualquier sacrificio, aunque tenga que sufrir yo todas sus penas. Si Tú me echases de tu presencia, me arrojaré aún más adentro, gritaré más fuerte para implorar junto contigo la salvación de tus hijos y hermanos míos

¡Oh mi Jesús! Mi vida y mi todo, cuántas cosas me dice este voluntario cautiverio tuyo, pero el emblema con el cual te veo todo marcado es el emblema de las almas, y las cadenas que tan fuerte te atan, son el amor. Las palabras almas y amor parece que te hacen sonreír, te debilitan y te obligan a ceder en todo, y yo, valorando bien estos tus excesos amorosos, estaré siempre en torno a Ti, y junto contigo, con mi estribillo de siempre: “Almas y amor.”

Por eso en este día te quiero a Ti por entero siempre junto conmigo en la oración, en el trabajo, en los gustos y en los disgustos, en el alimento, en cada paso, en el sueño, en todo; y tengo por cierto que no pudiendo obtener nada por mí misma, contigo obtendré todo. Y todo lo que haremos servirá para aliviarte cada dolor, endulzarte cada amargura, repararte cualquier ofensa, compensarte por todo y conseguir cualquier conversión, aunque fuese difícil y desesperada. Iremos mendigando a todos los corazones un poco de amor para hacerte más contento y más feliz, ¿no está bien así, oh Jesús?

¡Oh amado prisionero de amor, átame con tus cadenas, séllame con tu amor! ¡Ah, muéstrame tu bello rostro! ¡Oh Jesús, qué hermoso eres! Tus cabellos atan y santifican todos mis pensamientos; tu frente calmada y serena en medio de tantas afrentas, me da la paz y me deja en una perfecta calma aun en medio de las más grandes tempestades, en medio de tus mismas privaciones y de tus caprichos que me cuestan la vida. ¡Ah! Tú lo sabes. Pero sigo adelante; esto te lo dice el corazón, que te lo sabe decir mejor que yo.

¡Oh amor! tus bellos ojos azules, refulgentes de luz divina me raptan al Cielo y me hacen olvidar la tierra, pero, ¡ay de mí! con sumo dolor mío se prolonga mi destierro todavía. Pronto, pronto, ¡oh Jesús! Sí, eres bello oh Jesús, me parece verte en ese tabernáculo de amor, la belleza y majestad de tu rostro me extasía y me hace vivir en el Cielo; tu boca graciosa me da sus besos en cada momento; tu voz suave me llama e invita a amarte en todo momento; tus rodillas me sostienen; tus brazos me estrechan con vínculo indisoluble, y yo, mil y mil veces pondré mis besos ardientes sobre tu rostro adorable.

Jesús, Jesús, sea uno nuestro querer, uno el amor, único nuestro contento; no me dejes nunca sola, que soy nada, y la nada no puede estar sin el Todo. ¿Me lo prometes, oh Jesús? Parece que me dices que sí. Y ahora bendíceme, bendice a todos, y en compañía de los ángeles, de los santos, y de la dulce Mamá y de todas las criaturas te digo: “Buenos días, oh Jesús, buenos días.”

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Ahora, después de haber escrito las oraciones anteriores bajo el influjo de Jesús, en la noche, al venir Él me hacía ver que el adiós y el buenos días los tenía conservados en su corazón, y me ha dicho:

“Hija mía, estas oraciones han salido del fondo de mi corazón, y quien las rece con la intención de estarse conmigo como está expresado en ellas, Yo lo tendré conmigo y en mí haciendo lo que hago Yo, y no sólo los enfervorizaré en mi amor, sino que cada vez que lo haga aumentaré mi amor hacia el alma, admitiéndola a la unión de la Vida Divina y de mis mismos deseos de salvar a todas las almas.”
Quisiera a Jesús en la mente, a Jesús en los labios, a Jesús en mi corazón; quisiera mirar sólo a Jesús, escuchar sólo a Jesús, estrecharme sólo con Jesús; quiero hacer todo junto con Jesús, amar con Jesús, sufrir con Jesús, jugar con Jesús, llorar con Jesús, escribir con Jesús; y sin Jesús no quiero ni siquiera respirar. Me estaré como una bebita llorona sin hacer nada, a fin de que Jesús venga a hacer todo junto conmigo, contentándome con ser su juguete, abandonándome a su amor, a sus castigos, a sus cruces y a sus amorosos caprichos siempre y cuando todo lo haga junto con Jesús. ¿Sabes oh mi Jesús? Esta es mi voluntad y no me cambiaré, ¿lo has oído? Así que ahora ven a escribir conmigo.

(De los escritos de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, Libro de Cielo, Volumen 11)

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