"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


jueves, 23 de febrero de 2017

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 23 DE FEBRERO DE 2017

Del Santo Evangelio según San Marcos 9,41-50.
www.evangeliodeldia.org

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Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.

Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.

Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Porque cada uno será salado por el fuego.
La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros

Leer el comentario del Evangelio por
Beato Pablo VI, papa 1963-1978
Constitución apostólica “Paenitemini” (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

“Si tu mano es para ti ocasión de pecado”: la conversión del corazón

      Al reino de Cristo se puede llegar solamente por la “metánoia”, es decir, por esa íntima y total transformación y renovación de todo el hombre —de todo su, sentir, juzgar y disponer— que se lleva a cabo en él a la luz de la santidad y caridad de Dios, santidad y caridad que, en el Hijo, se nos han manifestado y comunicado con plenitud.

      La invitación del Hijo a la “metánoia” resulta mucho más indeclinable en cuanto que él no sólo la predica, sino que él mismo se ofrece como ejemplo de penitencia. Pues Cristo es el modelo supremo de penitentes; quiso padecer la pena por pecados que no eran suyos, sino de los demás.

      Con Cristo, el hombre queda iluminado con una luz nueva, y consiguientemente reconoce la santidad de Dios y la gravedad del pecado, por medio de la palabra de Cristo se le transmite el mensaje que invita a la conversión y concede el perdón de los pecados, dones que consigue plenamente en el bautismo. Pues este sacramento lo configura de acuerdo con la pasión, muerte y resurrección del Señor, y bajo el sello de este misterio plantea toda la vida futura del bautizado.

      Por ello, siguiendo al Maestro, cada cristiano debe renunciar a sí mismo, tomar su cruz, participar en los padecimientos de Cristo (Mt 16,24); transformado de esta forma en una imagen de su muerte, se hace capaz de merecer la gloria de la resurrección.


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