Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
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El Pastor de Hermas (siglo II), obra cristiana
El Pastor, parábola 9, 24.29
Después me ha enseñado una montaña muy bella y totalmente blanca: «Aquí los creyentes se parecen a los niños pequeños que no tienen la más pequeña idea del mal; igual que aquellos, nunca han sabido qué es la malicia, sino que han conservado siempre la inocencia de su infancia. Ciertamente que estos hombres habitarán el Reino de Dios, porque no han violado los mandamientos de Dios sino que han perseverado todos los días de su vida en el candor y los sentimientos de su infancia. Todos vosotros, que perseveráis en este camino y sois «como niños», sin malicia, seréis glorificados por encima de los otros, porque todos los niños son gloriosos delante de Dios y los primeros a sus ojos. Bienaventurados, pues, vosotros que rechazáis la malicia para revestiros de inocencia; seréis los primeros en vivir por Dios.
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