"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


sábado, 18 de febrero de 2017

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 17 DE FEBRERO DE 2017

Del Santo Evangelio según San Marcos 8,34-38.9,1.
www.evangeliodeldia.org

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Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?
¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles".
Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".

Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco Javier (1506-1552), jesuita, misionero
Carta del 10 de mayo 1546

Un gran misionero, dispuesto a perder su vida

      Este país es muy peligroso, porque sus habitantes, llenos de maldad, envenenan a menudo la comida y la bebida. Por esto no hay nadie que quiera ir allí para asistir a los cristianos. Tienen necesidad de instrucción espiritual y de alguien que los bautice para salvar su alma. Así que tengo la obligación de perder mi vida terrena para socorrer la vida espiritual del prójimo... Pongo mi esperanza y mi confianza en Dios, Nuestro Señor, dichoso de poderme conformarme, aunque pobremente, a las palabras de Cristo, Nuestro Redentor: “Quien quiera guardar su vida la perderá; pero quien la pierde por mí, la guardará.”

      Aunque el sentido amplio de esta palabra del Señor sea fácil de comprender, cuando uno examino su caso personal y se dispone a perder su vida por Dios para recobrarla en él, se presentan a la imaginación los peligros... Todo se hace oscuro, que incluso el latín (del texto bíblico), tan claro por sí mismo, se oscurece también. En este caso, me parece, que llega a comprenderlo únicamente aquel a quien Dios, Nuestro Señor, en su infinita misericordia se lo quiera revelar para su caso particular. Entonces, uno reconoce la condición de nuestra carne, cuán débil y frágil es.

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