"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


sábado, 24 de diciembre de 2016

EXCESOS DE AMOR. SANTA NAVIDAD. NOVENA MEDITACION. 24 DE DICIEMBRE DE 2016


DIVINA VOLUNTAD





Novena completa de la Santa Navidad
De la Sierva de Dios, Luisa Piccarreta.

EXCESOS DE AMOR





Por la señal de la Santa Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo


ORACIÓN INICIAL:

Oh buen Jesús, te damos gracias porque nos llamas a la unión contigo por medio de la oración. Te pedimos nos concedas la gracia de tu Espíritu, y la compañía de Maria nuestra Madre para orar como conviene. Queremos unirnos a Ti y en tu adorable Voluntad rezar esta Santa Novena.

Haz que meditemos, conservando amorosamente en nuestro corazón, el infinito tesoro de tu Vida, de todos tus actos y los de nuestra Madre Celestial, al acompañarte en estas Horas.

Queremos sellar todos tus actos con nuestro pequeño “Te amo, te adoro, te bendigo, te agradezco, por mí y por todos” de modo que en todos ellos encuentres nuestra amorosa compañía, y hecho esto, es nuestra intención pedir a Dios nuestro Padre junto contigo, con nuestra Madre del Cielo, con todos los Ángeles y santos y con toda la Creación, que “Venga tu Reino, y que tu Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo”. Amen

ACTO DE CONTRICIÓN:

Dios mío, perdóname; yo tuve la osadía de ofenderte y de rebelarme contra ti, en el mismo instante en que tú me amabas.
Me arrepiento de todo Corazón de haberte ofendido.
Te ruego, te suplico que me concedas tu amargura, a fin de poder dolerme con ese mismo dolor con el que tú te doliste por mis pecados; dolor tan grande e intenso que te hizo sudar sangre.
Madre Celestial, alcánzame de tu Jesús  el suspirado perdón.
    Yo propongo y prometo del modo más enérgico y absoluto nunca mas volver a pecar. Amén.






Novena Hora
(Amor agonizante)
"Hija mía, mi estado es cada vez más doloroso... Si me amas, tu mirada tenla fija en Mí para que veas si puedes dar a tu pequeño Jesús algún consuelo, alguna palabra de amor, una caricia, un beso que dé tregua a mi llanto y a mis aflicciones.
Escucha, hija mía; después de haber dado ocho excesos de mi amor al hombre y éste tan malamente me había correspondido, mi amor no se dio por vencido y al octavo exceso quiso agregar el noveno. Y son las ansias, los suspiros de fuego, las llamas de los deseos porque quería salir del seno materno para abrazar al hombre. Esto reducía a mi pequeña humanidad aún no nacida, a una agonía tal que estaba a punto de dar mi último respiro, pero mi Divinidad que era inseparable de Mí, me daba sorbos de vida y tomaba de nuevo la vida para continuar mi agonía y volver a morir nuevamente... Este fue el noveno exceso de mi amor: agonizar y morir continuamente de amor por la criatura. ¡Oh, qué larga agonía de nueve meses! ¡Oh, cómo el amor me ahogaba y me hacía morir! Y si no hubiera tenido mi Divinidad conmigo, la cual me daba continuamente la vida cada vez que estaba por morir, el amor me habría consumado antes de salir a la luz del día."
Luego agregaba: "Mírame, escúchame cómo agonizo, cómo mi pequeño corazón late, se ahoga, arde; mírame, ahora muero."
Y guardaba un profundo silencio. Yo me sentía morir, se me helaba la sangre en las venas y temblando le decía:
"Amor mío, vida mía, no te mueras, no me dejes sola. Tú quieres amor y yo te amaré, no te dejaré más, dame tus mismas llamas para poderte amar más y consumarme toda por ti."

Petición personal.....

MISTERIO DEL ROSARIO
EL NACIMIENTO DE JESÚS

“El pequeño Jesús, delirante de amor, está a punto de salir a la luz del día; sus ansias, sus ardientes suspiros y sus deseos de querer abrazar a la criatura, de hacerse ver y de mirarla para cautivarla, no le dan reposo; y como un día se puso de centinela a las puertas del cielo para encerrarse en mi seno, así ahora está en acto de ponerse de centinela a las puertas de mi seno, que es más que cielo, y el sol del Verbo Eterno surge en medio del mundo y forma en El su pleno mediodía. De manera que para las pobres criaturas ya no habrá noche, ni alba, ni aurora, sino siempre sol, más aun que en la plenitud del mediodía.

Hija mía, para quien vive de Voluntad Divina todo es luz, todo es claro y todo se convierte en luz. En esta luz yo esperaba, extasiada, estrechar entre mis brazos a mi pequeño Jesús y apenas salió de mi seno yo escuche sus primeros gemidos amorosos y el ángel del Señor me lo entrego poniéndolo entre mis brazos y yo lo estreche fuertemente a mi Corazón y le di mi primer beso y el pequeño Jesús me dio el suyo”.
Meditación...
1 Padre Nuestro, Diez “Ave Maria” y Gloria
Jaculatoria del misterio:
“¡Luisa, pequeña hija de la Divina Voluntad, continua en medio de nosotros viviendo y difundiendo el Reino de la Divina Voluntad! Amen.


Terminar con la oración final...


ORACIÓN FINAL:


Dulce Jesús mío, unido estrechamente a ti quiero darte el testimonio de mi amor, de mi agradecimiento y de todo lo que la criatura tiene el deber de hacer para contigo, por haber tú creado a nuestra Reina y Madre Inmaculada; la más bella, la más santa, un portento de la gracia, por haberla enriquecido de todos los dones y también por haberla hecho Madre nuestra.
Esto lo hago a nombre de todas las criaturas pasadas, presentes y futuras; quiero tomar cada acto de criatura, cada palabra, cada pensamiento, cada latido y cada paso, y en cada uno de ellos decirte que te amo, te doy gracias, te bendigo, te adoro, por todo lo que has obrado en mi Madre Celestial y Madre tuya.

CONCLUSIÓN DE LA NOVENA: 

Y así pasaba la segunda hora del día, y después, poco a poco el resto, que decirlo todo sería aburrir. Y esto lo hacía a veces de rodillas y cuando era impedida a hacerlo por la familia, lo hacía aun trabajando, porque la voz interna no me daba ni tregua ni paz si no hacía lo que quería, así que el trabajo no me era impedimento para hacer lo que debía hacer. Así pasé los días de la novena; cuando llegó la víspera me sentía más que nunca encendida por un insólito fervor, estaba sola en la recámara cuando se me presenta delante el niño Jesús, todo bello, sí, pero titiritando, en actitud de quererme abrazar, yo me levanté y corrí para abrazarlo, pero en el momento en que iba a estrecharlo desapareció, esto se repitió tres veces. Quedé tan conmovida y encendida de amor, que no sé explicarlo; pero después de algún tiempo no lo tomé más en cuenta y no se lo dije a nadie; de vez en cuando caía en las acostumbradas faltas. La voz interna no me dejó nunca más, en cada cosa me reprendía, me corregía, me animaba, en una palabra, el Señor hizo conmigo como un buen padre con un hijo que tiende a desviarse, y él usa todas las diligencias, los cuidados para mantenerlo en el recto camino, de modo de formar de él su honor, su gloria, su corona. Pero, ¡oh! Señor, demasiado ingrata te he sido.


    
Después de la Novena, Luisa narra que continuó meditando la Pasión de Jesús, al mismo modo que la Novena:

   “Entonces me entregué toda a meditar la Pasión, e hizo tanto bien a mi alma, que creo que todo el bien me ha venido de esta fuente. Jesús mismo me narraba las penas por Él sufridas, y yo quedaba tan conmovida que lloraba amargamente...” (Vol. 1)
   Años después, por obediencia a su confesor San Annibale Maria, también puso esas meditaciones, enseñanzas y oraciones sobre la Pasión por escrito, y es el libro “Las Horas de la Pasión”, fuente de inmensos bienes también para las almas que las leen, las meditan y oran con ellas. 
 La Novena de la Navidad es con lo que empieza Luisa su volumen primero. En estas meditaciones – como en todos los volúmenes de Luisa – hay dos cosas: la enseñanza de Nuestro Señor, y la actitud de Luisa que pone en práctica la enseñanza correspondiendo inmediatamente a la gracia. Aprendamos ambas.
     Es de notar que ya desde aquí, al principio de sus manifestaciones a Luisa, Nuestro Señor le revela lo que pasaba en el interior de su pequeñísima Humanidad, las dimensiones divinas de sus sufrimientos, oraciones y actos, es decir,  lo que su Divinidad obraba en su Humanidad, unidas hipostáticamente desde el instante de la Encarnación, cómo su Voluntad Divina obraba con su voluntad humana, dando comienzo así a las enseñanzas sobre su Divina Voluntad, tema característico de los escritos de Luisa, especialmente de volumen 11 en adelante.


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