Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían.
Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Mensaje para la XXXIV Jornada mundial de oración por las vocaciones - 1997; § 4.6 (trad. © Copyright - Libreria Editrice Vaticana)
Es sobre todo a vosotros, jóvenes, a quienes quisiera dirigirme ahora: ¡Cristo os necesita para realizar su proyecto de salvación! ¡Cristo necesita vuestra juventud y vuestro generoso entusiasmo para anunciar el Evangelio! Responded a esta llamada entregándole vuestra vida a él y a vuestros hermanos. Confiad en Cristo. No defraudará ni vuestras esperanzas ni vuestros proyectos; antes bien, los llenará de sentido y de gozo. Él dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6).
Abrid con confianza vuestro corazón a Cristo. Dejad que se refuerce en vosotros su presencia mediante la escucha diaria, impregnada de adoración, de las sagradas Escrituras, que constituyen el libro de la vida y de las vocaciones realizadas.
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