Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 279
Y Pablo, que ponía todo su furor en perseguir, se dispone a obedecer: «¿Qué quieres que haga?» El perseguidor es transformado en predicador, el lobo se cambia en cordero, el enemigo en defensor. Pablo aprende qué es lo que debe hacer: si se quedó ciego, si le fue quitada la luz del mundo por un tiempo, fue para hacer brillar en su corazón la luz interior. Al perseguidor se le quitó la luz para devolvérsela al predicador; en el mismo momento en que no veía nada de este mundo, vio a Jesús. Es un símbolo para los creyentes: los que creen en Cristo deben fijar sobre él la mirada de su alma sin entretenerse en las cosas exteriores...
Saulo fue conducido a Ananías; el lobo devastador es llevado hasta la oveja. Pero el Pastor que desde lo alto del cielo lo conduce todo le asegura: «No temas. Yo le voy a descubrir todo lo que tendrá que sufrir a causa de mi nombre» (Hch 9,16). ¡Qué maravilla! El lobo cautivo es conducido hasta la oveja... El Cordero, que muere por las ovejas le enseña a no temer.
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