sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Por un lado momentos de control, en el buen sentido, asi como el ingeniero o el agricultor debe ver todo el tiempo la planta para que no la ataquen los bichos y si la llegan a atacar buscar la medicina adecuada para que no la ataquen pero también velando a que la medicación no le haga mal, lo mismo pasa en la vida. Cuando vos sos sincero con Dios Él te da la medicina. Por otra parte, Dios para cosechar el mejor fruto de tu vida te lleva a cortarte, es decir, a desprenderte de cosas a las que hoy estas ligadas, al principio te cuesta pero después comprendes que es necesario porque si no te corta y seguís ligado a ello te terminas pudriendo.
Pidamos al Señor: crecer en el silencio, ser sinceros frente a Dios y ser desprendidos afectivamente. Te parece?
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