La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados,
y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros,
y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".
El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.
Mc. 1, 29-39:
Es lo que hoy el Señor viene a hacer con vos, te quiere devolver la dignidad de tu vida, te quiere mostrar que viene a tu encuentro en cada eucaristía y en cada confesión para levantarte y no dejarte postrado en la vida, porque esta fiebre te estanca, te deja tirado, encerrado e incómodo.
Por otra parte el Señor te vuelve a mostrar el lugar que ocupa la oración, es necesario muchas veces tomarse un tiempo, aunque te busquen, para encontrarte con el Señor y hablar a solas, el Señor te lo demuestra.
Pedile al Señor te que a través de la oración te de los anticuerpos para que no te agarre esta fiebre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario