Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»
Metiéndonos en este evangelio nos podemos detener en tres círculos:
1) Quien no da fruto: Es la persona que no está unida a Cristo, pues es el entusiasmo cuando no está unida a cosas profundas las que puede llevar a patinarte, es esa actitud de creerte que vos podes todo y hacerlo sólo la que puede hacerte olvidar que estás unido a Dios y es Él quien te lleva a sacar frutos en tu vida. Cuando la rama se cree que puede sola todo llegará un momento que necesita unirse al tronco y a la raiz. Podríamos decir que el tronco es la Iglesia y la raíz es Cristo. Cuando te alejas de la Iglesia y de Cristo es como que te secas y a la misma vida la vivis medio seco.
2) Poda: Cuando uno produce frutos se lo corta para que dé mas fruto todavía, es esa la actitud que Dios va poniendo en tu vida, te va exigiendo más, a mayor crecimiento interior mayores renuncias. El Señor te invita a que aprendas a renunciar para que te abandones en Él y hacia Él, sólo en la renuncia logras crecer de corazón y en el abandono logras santiciarte y darte cuenta que necesitas estar más unido a Dios.
3) Por último, lo único que permite descubrir si estas dando fruto o no es la unión que tengas con Cristo, tu sentido de pertenencia a Él y tu permanencia en Él. Cuando uno se las empieza a creer y se olvida que hay una raiz y hay un tronco lo único que logra es cortarse sólo y secarse. Por eso no descuides la oración y la rectitud de intención.
Buen Domingo!!!
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