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Gracias te doy, mi amigo celestial, por tu cuidado vigilante perenne. Ven y protégeme siempre de las trampas del maligno. Amen+++
¿Por qué Dios le da a cada hombre un ángel de la guarda?
Porque Dios quiere la salvación de todos los hombres. Y todos los hombres necesitan y reciben la gracia suficiente para salvarse y además pueden contar con la asistencia divina de estos seres en todo momento
Los Santos Ángeles de la guarda tienen el poder de ayudarnos a hacer una buena meditación. Dada que nuestra imaginación es, en nuestros sentidos, un poco limitada y muy interior a la de los ángeles, ellos pueden colocar imágenes sagradas en nuestra mente, sobre todo si le pedimos su ayuda. Si los demonios pueden colocar imágenes impuras en la imaginación de alguien, en sus intentos de atraernos a la inmundicia del
pecado consentido, entonces los ángeles buenos pueden colocar imágenes sagradas en la mente para movernos a los actos de amor. Del mismo modo, los ángeles buenos pueden evitar que los demonios asalten a nuestra imaginación protegiendo nuestras mentes si con fe se lo pedimos.
¿Cuál es la enseñanza que pueden dejarnos los Ángeles Custodios?
Los Ángeles nos enseñan 3 grandes cosas:
A glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.
A cumplir a fidelidad y con prontitud todas las órdenes que reciben del Señor. A cumplir con la voluntad de Dios sin discutir sus órdenes ni aplazando el cumplimiento de éstas
A servir al prójimo. Están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan a lo largo de la vida. Esto nos debe animar a servir generosamente a nuestros hermanos y a compartir con ellos penas y alegrías y los dones que nos ha dado Dios.
Experiencia de San Bernardo:
En el año 1010, San Bernardo hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases:
Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más". Así lo narra el santo.
Oración
Ángel custodio de mi alma, a quien
Dios me envió como compañero en la tierra, protégeme de las trampas del maligno, y ayúdame a caminar siempre como hijo de Dios, mi Creador.
Ángel custodio de mi alma, cuyo conocimiento perfecto sirve lo que es verdadero, líbrame de engaños y tentaciones. Ayúdame a conocer la verdad, y siempre a vivir en ella.
Ángel custodio de mi alma, que alabas a Jesucristo, el único Hijo de Dios, que sacrificó su vida por amor a nosotros, ven y sé mi sostén a medida que aprendo los caminos del amor divino, de la generosidad del sacrificio, de la mansedumbre y la humildad de corazón.
Gracias te doy, mi amigo celestial, por tu cuidado vigilante perenne. En el momento de mi muerte, llévame al cielo, donde el único y verdadero Dios, que es la luz, la verdad y el amor, vive y reina por los siglos de los siglos. Amen +++
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