"En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesus quiere de vosotros. No extingais el Espiritu; no desprecies las profecias; examinadlo todo y quedados con lo bueno." 1 TESALONISENCES 5: 18-21

El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca." San Lucas 6:45

QUE LA PRECIOSA SANGRE QUE BROTA DE LA SAGRADA CABEZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TEMPLO DE LA DIVINA SABIDURIA, TABERNACULO DEL DIVINO CONOCIMIENTO Y LUZ DEL CIELO Y DE LA TIERRA NOS CUBRA AHORA Y SIEMPRE. AMEN+++

“OH JESUS, CUBREME CON TU INFINITA SANGRE PRECIOSA CADA INSTANTE DE MI VIDA. AMEN"


"Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y

escuchará tu oración. Padre Pio"


viernes, 21 de octubre de 2016

EVANGELIO DEL DIA Y COMENTARIO. 21 DE OCTUBRE DE 2016

Del Santo Evangelio según San Lucas 12,54-59.
www.evangeliodeldia.org

Image result for San Lucas 12,54-59.
Jesús dijo a la multitud:
"Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede.
Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo."

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Carta apostólica Novo millenio ineunte, 6-01-2001, § 55-56


Saber juzgar los signos de los tiempos

      En un contexto de pluralismo cultural y religioso remarcable, tal como se prevé en la sociedad del nuevo milenio, es importante el diálogo interreligioso para asegurar las condiciones de paz y alejar el espectro espantoso de las guerras de religión que han ensangrentado tantos períodos de la historia humana. El nombre del Dios único debe llegar a ser cada vez más eso que es, un nombre de paz y un imperativo de paz.

      Pero este diálogo no se puede fundar sobre el indiferentismo religioso, y los cristianos tenemos el deber de desarrollarlo ofreciendo el testimonio lleno de esperanza que poseemos (1P 3,15)… Pero nuestro deber misionero de anunciar a Cristo no nos impide entrar en el diálogo con el corazón profundamente abierto a la escucha. En efecto, sabemos que frente al misterio de la gracia, infinitamente rico en dimensiones e implicaciones para la vida y la historia del hombre, la Iglesia misma no acabará nunca de profundizar en su búsqueda, apoyándose en la asistencia del Paráclito, el Espíritu de la verdad (Jn 14,17) que ha de conducirla, precisamente, a la plenitud de la verdad (Jn 16,3).

      Este principio está en la base, no sólo de la inagotable profundización teológica de la verdad cristiana, sino también del diálogo cristiano con las filosofías, las culturas, las religiones. A menudo, el Espíritu de Dios, que “sopla donde quiere” (Jn 3,8), suscita en la experiencia humana universal, a pesar de las numerosas contradicciones de ésta última, signos de su presencia que ayudan a los mismos discípulos de Cristo a comprender de manera más profunda el mensaje del que son portadores. ¿No es, acaso, con esta actitud de apertura humilde y confiada que el Concilio Vaticano II se comprometió a “leer los signos de los tiempos”? (Gaudium et spes, §4). Entregándose cuidadosamente a un discernimiento atento para recoger los “signos verdaderos de la presencia o del designio de Dios” (§11), la Iglesia reconoce que, no solamente ha dado, sino que “ha recibido de la historia y de la evolución del género humano” (§44). También el Concilio invita a adoptar, en la relación con las demás religiones, esta actitud de apertura y, al mismo tiempo, de discernimiento atento.

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