Jesús dijo a sus discípulos: "Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada".
Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?".
El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?
¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.
Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más."
Leer el comentario del Evangelio por
San Fulgencio de Ruspe (467-532), obispo en África del Norte
Sermón 1; CCL 91A, 889
Más, ¿quién es el administrador fiel y prudente? El apóstol Pablo nos lo enseña cuando, hablando de él mismo y de sus compañeros, dice: «Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador lo que se busca es que sea fiel» (1C 4,1-2). Y para que nadie de entre nosotros piense que sólo los apóstoles han llegado a ser administradores o para que un servidor perezoso e infiel no abandone el combate espiritual y se ponga a dormir, el santo apóstol da a antender que también los obispos son administradores: «Porque el obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable» (Tt 1,7). Somos, pues, los servidores del Padre de familia, los administradores del Señor, y hemos recibido la ración de trigo para distribuirla entre vosotros.
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