Ha venido como una niña de seis años, con un vestido grande rosado, sus manos abiertas, y un Corazoncito lleno de fuego en su pecho, su pelo suelto color miel brillante, en su manita derecha cuelga un rosario. Nuestra Mama nos dice:
Hijitos de Mi Corazón Inmaculado, les invito a honrar los méritos de Mi Infancia. Pequeños, Mi Infancia fue totalmente consagrada al Señor. Desde que Yo fui dada a luz al mundo por mi madre Santa Ana, fui dedicada, consagrada y entregada por los brazos de mis padres terrenales a los Brazos de Padre Eterno para servirle en Su Templo.
Hijitos, honren, mediten y contemplen los méritos de Mi Infancia. La Niña María vivió la pureza, vivió la sencillez, vivió la humildad y sobre todo el Amor Santo.
Pequeños, sean también ustedes pequeñitos, no se separen de los Brazos del Padre Altísimo, no se crean suficientes sino que necesitados de la Misericordia de Jesús.
El Reino de la Divina Voluntad, es el Reino de los corazones pequeños que se anonadan como el Pan de la Santa Hostia en oblación y sacrificio.
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