Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús.
Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos.
Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.
Si te pones a ver la espiritualidad al Sagrado Corazón verás que es la espiritualidad de traspazar; es traspazar tu interior, es meterte a lo más íntimo de vos para verdaderamente vivir en Dios, cuando uno puede meterse bien adentro de uno descubre riquezas y puede limitar sus límites y debilidades es por ello que no hay que temer sino más bien traspazar el interior de ti vida.
Por otra parte significa ser personas de esperanzas, quien cree en el Divino Corazón es una persona llena de esperanza y que confía en la obra de Dios que hace en uno.
Por último, quien se une a esta espiritualidad confía, sabe que si vida es un confiar plenamente en Dios.
Pidamos al Sagrado Corazón meternos en nuestro interior, ser confiados y llenos de esperanza, así juntos podamos decir: "toma lo vos y dadme en cambio lo que sabes que me a de ser bueno en la tierra y dichoso en la eternidad"
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