Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Decís "nuestro", porque somos Iglesia, porque somos familia y como familia somos hijos de un mismo Padre, por eso cada vez que reces el Padre nuestro pedí que no haya división entre nosotros sino Unión.
La oración se divide en alabanza y en petición, es una petición abandonada sabiendo que prioritariamente se debe cumplir su voluntad.
Déjalo todo en manos de Dios y déjate sorprender por este Dios que es tu Padre y mi Padre.
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