Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
1) Cruzar la otra orilla: esto exige salir de tus propias comodidades e ir a buscar al otro. Es necesario que no nos acostumbramos a las costumbres de lo cómodo sino más bien es salir a las incomodidades del mundo para salvar al otro que se convierte en hermano. Las Iglesia tiene que salir, vos y yo tenemos que salir y buscar en esos ámbitos donde Dios no está el instaurar a Dios. Salí a misionar por las redes por las casas y por las caras. Pero no te quedes en las comodidades. Seamos cristianos callejeros.
2) Tumulto: es en el mar donde aparece el viento y las olas. Toda persona que tiene vida y se juega en la vida tiene movidas y luchas, enfrentamiento. El que quiere vivir la vida la tendrá movida, el que tiene vida tranquila es porque no se la juega o porque tiene miedo a la marea de la vida. Pero es en la cancha donde se juega y es en la vida donde se vive. Tendrás miedo, esfuerzos y golpes, todo se te moverá pero Acordate que Dios está con vos en la misma movida. Parece que duerme y que está callado. Lo que también puede pasarte es que te mareas y cuando aparece esto no estás estable. Falta de estabilidad, miedo y silencio de Dios, que más podes pedir...
3) La calma de la Fe: cuando uno no sabe ya que hacer entra la desesperación, es como que allí te acordas de Dios.
Es necesario recurrrir a El y saber que sólo Él puede calmar las aguas y darte la tranquilidad que necesitas. No tengas miedo, Buscalo y despertalo, decile: "Señor deja de dormir, ayudame que me undo" y Abandonate en sus manos.
Que en este domingo vías fuerte el día del Padre sabiendo que Dios que es tu Padre no dejará nunca que te undas. Te notarás pero no te undirás.
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