"¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú".
1) Ladrillo de templo: es esa persona "religiosa" que asiste a los sacramentos pero que no mira a su hermano, basa la religión a sólo cumplimiento de normas pero no vela por su hermano. Es capaz de ir a todos los grupos y movimientos pero no es capaz de ir a ver a sus familiares. Se sube al escalón y es capaz de decir quien peca y cómo, se siente casi puro. Pero este tipo de personas cuando cae de su dureza comienza a transitar un camino, pero ahora con Dios.
2) Piedra de asfalto: es de la calle y se endurece porque su vida fue la calle. Pero esa dureza también lo lleva a creer que todo lo que vivió en la calle lo lleva a tener autoridad de todo y en todo. Cae en la prepotencia. Es una persona que muy difícilmente llore porque piensa que ya se lloró todo en la niñez. Se sabe conocedora de la realidad al 100% y es agradecida con Dios pero no sabe perdonar a sus iguales. Remite su vida a la calle y a lo sólo experimentable y tira cascotes a los intelectuales o a los que llevan otro estilo de vida.
3) Piedras de marmol: son personas "refinadas" en donde Dios pasa a ser un simple amuleto pero prima el dinero, se hace duro o dura porque su vida está metida en negocios. O simplemente su vida está basada en negocios. Se hace una persona fría como el mármol, no demuestra cariño y se dice que no necesita del cariño. Su frialdad lo lleva a ser negativo.
Ambos tipos de durezas pueden rondar en tu corazón. Para vencerlo de necesita abandono en Dios y sentirse amado por Dios.
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