Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.
"Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
1) Activos y preparadores: esto en el buen sentido de la palabra, no ser cómodos y no andar esperando que se les de todo servido. El cristiano tiene que cumplir con el "vayan" es una palabra clara y decidida, no seas vueltero y preguntón sino más bien salí y busca a tu hermano qué te necesita. El cristiano cómodo se duerme ante la jugada. Es preferible calmar a un cristiano activo que andar aventando a un cristiano hechado.
2) Con identidad: el llamado de Jesús es concreto, con nombre y a personas concretas. Jesús no llama en grupo ni a una barra. Te llama a vos porque su relación es personal. Al elegir, elige de manera concreta para demostrarte que es Él Quien te da esa identidad para recordarte que vos sos importante para Él, con Él y junto a Él.
3) Con poder: el poder que te da Dios no es un poder para pisar al otro sino para sanar y servir al otro. El poder que Dios pone en tu vida es para ayudar y no para imponer.
Que puedas recordar que estamos llamados a hacer más fácil la vida del otro y no para complicar la vida del otro.
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