MI ESENCIA ES AMOR, ASI QUE, VUESTRA ESENCIA SOY YO Y SOY AMOR
18 DE MARZO DE 2016
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Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Yo he puesto vuestra alma en vuestro cuerpo y vuestra alma, sale de Mí y Soy Todo Amor, ya con esto, vosotros podéis entender que fuisteis creados en el Amor, que debéis regresar a vuestro Origen, que Soy Yo.
Hijitos Míos, vosotros os imagináis que porque Soy vuestro Dios, no necesito de vosotros; ciertamente, como Dios, Soy Perfecto y no necesito de nadie para que Yo esté perfectamente Completo en Mi Ser, pero sois Mis hijos y, así, como un padre o una madre necesitan del amor, del cariño, de las palabritas, de la compañía de sus hijos, Yo, también, Mis pequeños.
Ciertamente, os he creado, os voy guiando, os protejo, voy viendo cómo os desempeñáis en la Tierra, de acuerdo a Mi Voluntad. Os conozco a cada uno por vuestro nombre, por vuestras acciones, pero os necesito también.
Vosotros, necesitáis de Mí, porque Soy vuestro Creador, pero os metéis tanto en las cosas del Mundo, que os olvidáis de Mí, a tal grado, que muchas veces pueden pasar días, semanas, en que no os acordéis de Mí. En cambio Yo, vuestro Padre y Creador, en todo momento estoy con vosotros, buscando lo mejor para vosotros, tratando de entrar en vuestro corazón, tratando de hablaros y que vosotros entendáis Mis Palabras y entendáis, principalmente, lo que Mi Voluntad quiere de vosotros.
Os necesito, Mis pequeños, os necesito, a cada uno de vosotros. Tenéis parte de Mi Amor, porque Mi Esencia es Amor. Yo he puesto vuestra alma en vuestro cuerpo y vuestra alma, sale de Mí y Soy Todo Amor, ya con esto, vosotros podéis entender que fuisteis creados en el Amor, que debéis regresar a vuestro Origen, que Soy Yo, vuestro Dios, el Dios del Amor y que debéis dejar en la Tierra, una estela de Amor para el bien de vuestros hermanos.
Se escucha fácil, pero vuestras distracciones hacen que todo se vuelva difícil y Yo, vuestro Padre y vuestro Dios, sufro, porque os olvidáis de Mí y de lo que Me debéis ofrecer.
Yo os acompaño en todo momento de vuestra vida y vosotros, ni cuenta os dais. No os imagináis de cuántas ocasiones os he salvado de los ataques de satanás, de cuántos accidentes que pudisteis haber tenido, a veces, naturales y a veces, ataques del mismo satanás, para que, si fuera posible, perdierais la vida en los momentos en los cuales, vuestra alma, no está en sus mejores condiciones de salud espiritual y os podríais perder eternamente.
Como os dije hace un momento, Yo os he visto crecer, ¡Cómo quisiera que entendierais, Mis pequeños!, cuál es vuestra tarea en la Tierra!, que es la de amar y producir amor entre vuestros hermanos, para que podáis regresar contentos al Reino de los Cielos, porque disteis amor, cambiasteis almas hacia el amor y, esto se logra solamente, estando Conmigo.
Espero pues, Mis pequeños, entendáis cuál es vuestro Origen, porque vuestro Origen, Soy Yo, vuestro Dios. Habéis salido de Mí, os he Creado Yo, vuestro Dios y Mi Esencia es Amor, así que, vuestra esencia Soy Yo y Soy Amor y vosotros debéis ser amor; que Me vean a Mí en vosotros y a través de vosotros.
Poned todo de vuestra parte, para que podáis producir el amor que va a ir, ya, en estos tiempos, cambiando a toda la Tierra. Que seáis de ésos instrumentos Míos que van a dejar estela, como dije, que van a dejar Mi Amor, Mi Esencia, Mi Ejemplo entre vuestros hermanos. Sed pues, dóciles, Mis pequeños, para que Yo pueda hacer con vosotros bellezas espirituales.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Si no dais amor, si os escondéis del hermano que necesita de vosotros, eso mismo recibiréis de parte Nuestra. Yo os dije muchas veces, estando aquí en la Tierra: lo que hagáis con vuestro hermano, Me lo hacéis a Mí, vuestro Dios.
Hijitos Míos, Mi Vida sobre la Tierra, se desarrolló en la Caridad, en la ayuda a vuestros hermanos, en comprender su situación y darles salida a sus problemas, tanto físicos como espirituales, pero lo que quiero enfatizar, Mis pequeños, es la vida en la Caridad, que es la vida en el Amor, que Nosotros teneMos en Nuestra Santísima Trinidad.
Yo os mostré, en Mi Persona, en Mis Palabras, lo que es la Vida del Cielo. Yo vine a hacer lo que Mi Padre Me pidió, Yo os mostré Vida de Cielo, que se desarrolla en el Amor, en la donación, en el cuidado por los demás, a tal grado que uno se da por los demás, aún a costa de su propia vida.
Vosotros a eso le teméis inmensamente, os preguntáis, ¿acaso tenemos que morir por el hermano, por el necesitado? No necesariamente es muerte física, es el morir a vuestros intereses mezquinos. Quizá, hacéis más daño y mal ejemplo cuando vosotros no compartís con vuestros hermanos de lo que tenéis, que, ciertamente, no es vuestro. Os he dado mucho para compartir con vuestros hermanos, y no os estoy hablando de lo económico. Lo espiritual es lo que mueve corazones, lo espiritual es lo que mueve a cada uno de vosotros y vosotros, no os preparáis para eso, para daros por vuestros hermanos.
Cuando os he dicho ser otros Cristos, es Caridad, es Amor, es Vida de Cielo, pero sois muy egoístas. Ciertamente, veis las necesidades materiales y espirituales de vuestros hermanos, pero difícilmente os acercáis a ellos, preferís haceros a un lado y no entablar conversación con vuestro hermano necesitado.
Cuánto egoísmo de vuestra parte y eso, entendedlo bien, es muy castigado por Nosotros porque va contrariamente al amor que debéis dar. Entended bien eso, Mis pequeños, si no dais amor, si os escondéis del hermano que necesita de vosotros, eso mismo recibiréis de parte Nuestra. Yo os dije muchas veces, estando aquí en la Tierra: lo que hagáis con vuestro hermano, Me lo hacéis a Mí, vuestro Dios. Cuando no actuáis en Caridad, cuando no actuáis en el bien con vuestros hermanos y, ya sea, que no queráis dar u os escondáis del hermano o lo rechacéis, eso mismo haremos Nosotros con vosotros y será muy doloroso, porque Mi Reino es de Amor y no egoísmos y menos de maldad.
El Cielo, vuestro Hogar, se gana con vuestra donación, se gana con el trabajo espiritual que hagáis hacia vuestros hermanos, pero ese trabajo espiritual, debe ser lo que exista profundamente en todo vuestro ser y, principalmente, en vuestro corazón. Es el amor el que debe ser también vuestra esencia, si os llenáis de Mi Amor, fácilmente lo daréis a vuestros hermanos, pero si vosotros mismos impedís que fluya de vosotros ése Amor que recibisteis gratuitamente y, si no lo dais, tendréis que padecer una purificación larga, en la Tierra y en el Purgatorio para poder entrar al Reino de los Cielos. A Nuestra forma de ver, en Nuestra Santísima Trinidad, es una falta muy grave que cualquiera de vosotros no deis lo que gratuitamente recibís. El Amor debe ser también vuestra esencia.
Tened pues cuidado, Mis pequeños, con la Caridad, dadla, dadla a manos llenas, para que recibáis, también, de Nuestra Santísima Trinidad, a manos llenas, desde ahora y por toda la eternidad, compartid lo que gratuitamente se os dio.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: ¿Qué dejasteis en la Tierra, para que Yo esté contento de vosotros, de vuestra actuación, cuando regreséis a ser Juzgados para el Reino de los Cielos o para el dolor eterno? A esta pregunta le debéis temer, porque es lo que os va a dar el gozo eterno o vuestro dolor eterno.
Hijitos Míos, hace tiempo os dije que el Espíritu Santo ya estaba entre vosotros, os he dicho también, que Yo no impongo, en Nuestra Santísima Trinidad, no imponeMos Nuestro Amor, no imponeMos lo que vosotros debéis vivir, que es Nuestra Voluntad.
Os he dicho que quisiera imponeros Mi Voluntad, porque con eso os perfeccionaríais, vuestra santidad llegaría de inmediato. Todo lo que salga de Nosotros, os da crecimiento, os da vida espiritual, os da perfección; si vosotros estudiarais las Sagradas Escrituras y las pusierais en práctica, necesariamente os llevaría a la santidad.
El obrar en el amor, ayudar a vuestros hermanos en el amor, dar consejos en el amor, todo eso y más os lleva a una vida de perfección. El amor es la perfección, porque Yo Soy el Perfecto, Mi Santísima Trinidad es la Perfección Misma y en Nosotros no puede haber egoísmo, por eso os dejaMos las Sagradas Escrituras, para que a través de ellas, pudierais también vosotros llegar a la perfección. Muchas veces se os hace muy difícil esto que os pido. Creéis que esto es difícil, lo que es difícil es que vosotros os neguéis a vosotros mismos, preferís seguir viviendo en el pecado, en las inmundicias de la Tierra, que hacen que a vuestra alma la desperdiciéis.
Vuestra alma, en algún momento llegará de regreso al Reino de los Cielos y le pediremos cuenta de todas vuestras obras: qué tanto hicisteis por dejar Nuestro Amor sobre la Tierra, ¿qué responderéis vosotros ante estas preguntas de lo que debisteis haber dejado sobre la Tierra?, ¿cómo os comportasteis entre vuestros hermanos?, ¿qué dejasteis de bueno en sus corazones?, aunque no los conocierais, el ejemplo arrastra. Si vosotros sois ejemplo bueno, ejemplo de vida, necesariamente los que os rodean, os conocen.
Esa pregunta, ¿cómo Me la podréis contestar? ¿Qué dejasteis en la Tierra, para que Yo esté contento de vosotros, de vuestra actuación, cuando regreséis a ser juzgados para el Reino de los Cielos o para el dolor eterno? A esta pregunta le debéis temer, porque es lo que os va a dar el gozo eterno o vuestro dolor eterno.
¿Qué hicisteis con vuestro tiempo, con el tiempo que se os concedió para dejar vida de amor para vuestros hermanos?, y quizá, para muchos de ellos, vuestro ejemplo pudo haber sido de salvación y, por no darlo, pudo ser también, de condenación.
Cuidad, pues, de vuestras palabras, de vuestras obras y, especialmente, de vuestros pensamientos, porque lo que tengáis dentro de vosotros, saldrá después, en palabras y obras hacia vuestros hermanos.
Os quiero perfectos, os repito, si habéis errado a lo largo de vuestra vida, arrepentíos de todo corazón, para que Mi Gracia pueda mover a aquellas almas que quedaron afectadas con vuestro mal ejemplo o con lo que les dijisteis y que marcó su vida y, quizá, en el mal. Tened cuidado, mucho cuidado con vuestros actos, estos serán juzgados fuertemente.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: ¡Cuántos errores cometéis a diario y todo, porque no vivís en la perfección que Yo os dejé en los Evangelios!
Hijitos Míos, Yo decía de los escribas y fariseos: “hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen”. Ciertamente, ellos podían leer lo que los profetas antiguos recibían de Mi Padre, ellos sabían leer, cosa que el pueblo en general no sabía y no podían refutarles nada a ellos.
Ahora sucede lo mismo, también, Mis pequeños, haced lo que vuestros ministros, o sacerdotes, os dicen, porque leen Mi Palabra, la Palabra que se os ha dado para vuestra vida espiritual; pero el hombre se ha alejado de las acciones. Mi Palabra, la Palabra Santa de las Sagradas Escrituras, no hace mella en sus almas. La dicen, la enseñan, pero no la viven y muchos, muchos dentro de la Iglesia y fuera de ella, que sois todos vosotros, ciertamente escucháis las Palabras de las Escrituras que se leen en cada Misa y qué mejor que vosotros ya fuerais asiduos a la lectura de las Sagradas Escrituras, pero en general no es así. Cómo quisiera que las vivierais, Palabras de Vida, Palabras de Amor y ellas os llevarían a un cambio grandísimo de vuestra forma de ser y, sobre todo de actuar.
Mucho amor desperdiciáis, mucha perfección desperdiciáis, presumís que buscáis las mejores cosas de la vida. Compráis supuestamente, lo más delicado, lo más caro, lo mejor hecho y no buscáis lo perfecto, no buscáis el mejor alimento para vuestra alma, que se encuentra en las Sagradas Escrituras, entonces, no sois congruentes con lo que vosotros decís: que buscáis lo mejor para vosotros y quizá también para los vuestros y acabáis actuando según lo que satanás os da. ¿En dónde quedó pues, el buscar la perfección, si no la estáis viviendo? Esa es la diferencia, no vivís lo que Yo os di, como Dios entre vosotros. ¡Cuántos errores cometéis a diario y todo, porque no vivís en la perfección que Yo os dejé en los Evangelios!
¿Se os hace difícil, acaso, vivir en el Bien? Es más difícil vivir en el mal, porque además de que todo os sale mal, tenéis las represalias de vuestros hermanos, porque actuasteis en el mal contra ellos y, ciertamente, os llaman la atención y os castigan de diferentes formas. Por el contrario, al vivir en el Bien, al hacerlo, tenéis una amistad profunda Conmigo, con vuestro Dios, y de parte de vuestros hermanos, ellos os tratarán como vosotros los tratéis. Es la regla de oro que os dejé, si dais amor, lo recibiréis tarde o temprano, pero si vivís produciendo odio, maldad a vuestro alrededor, tarde o temprano, también se os regresa; sembráis bueno, recolectaréis bueno, sembráis maldad, recolectaréis odio de parte de vuestros hermanos.
Buscáis la perfección, la tenéis en las Sagradas Escrituras, seguidla, para que os ganéis el Reino de los Cielos.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio. Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: La puerta de la Gracia, la puerta de la perfección es estrecha, dolorosa, porque tenéis que estar luchando continuamente contra vosotros mismos, contra todo aquello que os lleva al pecado y contra todos aquellos, a vuestro alrededor, que os incitan, también, a vivir en el error y en el mal.
Hijitos Míos, Mis pequeños, Mis hermanos, os dije durante Mi Vida sobre la Tierra, que el seguirMe, ciertamente, es difícil, porque es una puerta estrecha, un camino de piedras, de dolor y aquellos que escogen la puerta ancha y no hay dolor, sino buscan la vida fácil, regalada, difícilmente entrarán al Reino de los Cielos.
Pero, ¿por qué es difícil la vida en la Gracia, Mis pequeños?, vivís en la Tierra, donde satanás es el príncipe de este Mundo y va a hacer de vuestra vida un tormento si estáis Conmigo, si vivís para Mí, si vivís para salvar almas, como Yo lo hice.
Yo bajé a la Tierra para salvar a las almas del presente, del pasado, del futuro. Me di por cada uno de vosotros y también fui atacado por satanás.
Vosotros sois Mis discípulos, vosotros también habéis escogido la vida de la salvación vuestra y la de vuestros hermanos. Vinisteis para luchar contra las fuerzas del mal, contra las injusticias, contra toda maldad que sale del corazón del hombre cuando se deja vencer por los pecados a donde os lleva satanás.
La vida de la Gracia es difícil, porque satanás os traerá muchas, muchas tentaciones para vuestra vida, tratará de desviaros, caeréis, os levantaréis, pero es una eterna lucha. Aquellos que prefirieron la puerta ancha, parecerá que no caen con los ataques de satanás, parecerá que llevan una vida regalada y fácil, parecerá que todo lo tienen y son felices en la Tierra con sus amistades, pero Yo conozco su interior y su corazón no está Conmigo, está con satanás.
Satanás no tiene por qué atacar a los que están con él, ya está seguro que sus almas le pertenecen, los consentirá aquí, para afianzar la maldad que tienen en su corazón y para que no regresen a Mí.
Ciertamente, Yo exijo mucho para las almas que quieren estar Conmigo, Mi Padre os dio los Mandamientos y ya con esto, la gran mayoría no los aceptan, los rechazan, porque limitan sus actos. Luego vengo Yo y os doy toda una vida que os va a llevar a la santidad, pero para ello, vosotros mismos os tenéis que limitar en vuestras acciones, debéis detener a vuestra humanidad, vuestro cuerpo, vuestra carne, que tiende al pecado y debéis luchar contra ello y eso también os molesta y, muchos de vosotros, preferís darle gusto a vuestro cuerpo, darle las libertades que os pide y, de esta forma, si estabais buscando vuestra perfección, la perdéis, perdéis el estado de Gracia, perdéis, quizá, vuestra entrada al Reino de los Cielos y no nacerá en vosotros el arrepentimiento para que podáis entrar después de que hayáis dejado ésa vida regalada, fácil, pecaminosa.
La puerta de la Gracia, la puerta de la perfección es estrecha, dolorosa, porque tenéis que estar luchando continuamente contra vosotros mismos, contra todo aquello que os lleva al pecado y contra todos aquellos, a vuestro alrededor, que os incitan, también, a vivir en el error y en el mal.
Sufrís porque os atacan a vuestro alrededor, aunque, ciertamente, os voy protegiendo y os voy uniendo, para que tengáis el apoyo de almas que también buscan su perfección y, así es como voy reuniendo al rebaño, Mis pequeños, al rebaño que ha buscado el paso por la puerta angosta, aquellos que luchan por su perfección, aquellos que Me aman, aquellos que tienen el corazón en la mano para darlo a sus hermanos, como lo hice Yo, Mis pequeños.
Voy reuniendo el rebaño alrededor del Mundo, almas que tienen ése ideal de vivir eternamente en el Reino de los Cielos. Estoy con vosotros, Mis pequeños, caminé Yo también sobre la Tierra y os conozco, conozco a las almas que quieren estar Conmigo, almas sufrientes, porque son atacadas por satanás y por sus mismos hermanos porque las ven diferentes, porque no son como ellos, que ya están sucios por los pecados del Mundo. Manteneos así, Mis pequeños, con ése ideal, Yo os protegeré y Yo os tomaré de la mano para llevaros a una eternidad de Bendiciones, del Amor del Cielo, de los regalos que solamente podréis tener en el Reino de los Cielos. No claudiquéis, Yo estoy con vosotros, Yo vencí a satanás, Yo vencí a la Muerte y vosotros estáis Conmigo.
Gracias, Mis pequeños.
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