Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y yo somos una sola cosa".
Pablo y Bernabé anuncian el evangelio a los paganos, llamados también a la salvación, porque la salvación es para todos y debemos buscar que todos se salven(1ª Lect.). Una inmensa multitud, toda raza, lengua y nación está ante el trono y alaba al Señor (2ª Lect.) Por tanto no nos hagamos secta ni círculo cerrado, sino que busquemos que todos seamos del rebaño de Dios.
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