LA VIRGEN MARIA EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD
S.D. LUISA PICARRETA
http://www.divinavoluntad.info/Reina%20Espanol.htm
FIAT ! ! !
TERCER DIA.
Oración a la Reina del Cielo
Para cada día del mes de mayo.
Reina Inmaculada, Celestial Madre mía, yo vengo a tus rodillas maternas para abandonarme como tu querida hija entre tus brazos y pedirte con los suspiros más ardientes en este mes a ti consagrado, la gracia más grande: Que me admitas a vivir en el Reino de la Divina Voluntad. Mamá Santa, Tú que eres la Reina de este Reino admíteme a vivir en él como hija tuya, a fin de que ya no esté desierto, sino poblado de hijos tuyos.
Soberana Reina, a ti me confío a fin de que Tú guíes mis pasos en el Reino del Querer Divino. Teniéndome tomada con tus manos maternas guía todo mi ser para que haga vida perenne en la Divina Voluntad. Tú me harás de Mamá, y como a Mamá mía te hago entrega de mi voluntad a fin de que Tú me la cambies por la Voluntad Divina, y así pueda yo estar segura de no salir de su Reino. Te pido que me ilumines para que yo pueda comprender bien qué significa Voluntad de Dios.
Ave María…
Florecilla del mes: En la mañana, a mediodía y en la tarde, es decir, tres veces al día, ir sobre las rodillas de nuestra Mamá Celestial y decirle: “Mamá mía, te amo; ámame Tú también, da un sorbo de Voluntad de Dios a mi alma y dame tu bendición para que pueda hacer todas mis acciones bajo tu mirada materna.”
El tercer paso de la Divina Voluntad en la Reina
del Cielo. La sonrisa de toda la Creación por la
concepción de la celestial Niña.
El alma a la Virgen:
Soberana Mamá, esta pequeña hija tuya, raptada por tus celestiales lecciones, siente la extrema necesidad de venir cada día sobre tus rodillas para escucharte y poner en mi corazón tus enseñanzas maternas. Tu amor, tu dulce acento, el estrecharme a tu corazón entre tus brazos, me infunden valor y confianza de que mi Mamá me dará la gran gracia de hacerme comprender el gran mal de mi voluntad.
Lección de la Reina del Cielo:
Hija mía escúchame, es un corazón de madre el que te habla, y como veo que me quieres escuchar mi corazón se alegra y siente la esperanza cierta de que mi hija tomará posesión del reino de la Divina Voluntad, que Yo poseo en mi materno corazón para darlo a mis hijos. Por eso sé atenta a escucharme y escribe todas mis palabras en tu corazón, para que las tengas presentes siempre, y modeles tu vida de acuerdo a mis enseñanzas.
Escucha hija mía, en cuanto la Divinidad sonrió y festejó mi concepción, el Fiat Supremo hizo el tercer paso en mi pequeña humanidad. Muy pequeñita me dotó de razón divina, y movida toda la Creación a fiesta me hizo reconocer por todas las cosas creadas como su Reina, reconocieron en Mí la Vida del Querer Divino y todo el universo se postró a mis pies, aunque pequeña y no nacida aún, y alabándome, el sol me festejó y sonrió con su luz; el cielo me festejó con sus estrellas, sonriéndome con el manso y dulce centelleo y ofreciéndose como refulgente corona sobre mi cabeza; el mar con sus olas, elevándose y abajándose, pacíficamente me festejó; en suma, no hubo cosa creada que no se uniera a la sonrisa y a la fiesta de la Trinidad Sacrosanta, todos aceptaron mi dominio, mi imperio, mi mando, y se sintieron honrados de que después de tantos siglos desde que Adán perdió el mando y el dominio de sí por haberse sustraído de la Divina Voluntad, encontraron en Mí a su reina, y toda la Creación me proclamó Reina del Cielo y de la tierra.
Querida hija mía, has de saber que la Divina Voluntad cuando reina en el alma no sabe hacer cosas pequeñas, sino grandes, quiere concentrar en la afortunada criatura todas sus prerrogativas divinas, y todo lo que ha salido de su Fiat omnipotente la circundan y quedan obedientes a sus indicaciones. ¿Qué cosa no me dio el Fiat Divino? Me dio todo, Cielo y tierra estaban en mi poder, me sentía dominadora de todo, incluso de mi mismo Creador.
Ahora hija mía escucha a tu Mamá, ¡oh! cómo me duele el corazón al verte débil, pobre, sin tener el verdadero dominio de dominarte a ti misma; temores, dudas, preocupaciones, son los que te dominan, todos míseros harapos de tu voluntad, pero ¿sabes el por qué? Porque no existe en ti la Vida íntegra del Querer Divino, que poniendo en fuga todos los males del querer humano te haga feliz y te llene de todos los bienes que Él posee. ¡Ah! si tú con propósito firme te decides a no dar más vida a tu voluntad, te sentirás morir todos los males y revivir en ti todos los bienes, y entonces todo te sonreirá y el Querer Divino hará también en ti el tercer paso, y toda la Creación festejará a la recién llegada al reino de la Divina Voluntad. Entonces hija mía, dime ¿me escucharás? ¿Me prometes que no harás jamás, jamás tu voluntad? Has de saber que si lo haces, Yo no te dejaré jamás, me pondré en guardia de tu alma, te envolveré en mi luz para que ninguno se atreva a molestar a mi hija, te daré mi imperio a fin de que tú imperes sobre todos los males de tu voluntad.
El alma:
Mamá celestial, tus lecciones descienden en mi corazón y lo llenan de bálsamo celestial, y te agradezco que tanto te abajes hacia mí, pobrecita. Pero escucha oh Mamá mía, temo de mí misma, pero si Tú quieres todo puedes, y yo contigo todo puedo, me abandono como una pequeña niña en los brazos de mi Mamá, y estoy segura que apagaré sus ansias maternas.
Florecita: Hoy para honrarme mirarás el cielo, el sol, la tierra, y uniéndote con todos, por tres veces recitarás tres glorias para agradecer a Dios el haberme constituido Reina de todos.
Jaculatoria: Reina poderosa, domina sobre mi voluntad para convertirla en Voluntad Divina.
F I A T !!!
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